Si el amor al dinero, que es codicia, es la raíz del mal, se
deduce que el mayor bien se obtendrá con su erradicación.
Como la codicia no existe en el vacío, sino que existe en
sus portadores humanos, se deduce que la forma de erradicar la codicia es erradicar
a sus portadores.
El buen pastor selecciona el rebaño, separando la oveja enferma de la oveja sana, porque está bien detener la extensión de la infección.
El buen pastor selecciona el rebaño, separando la oveja enferma de la oveja sana, porque está bien detener la extensión de la infección.
Aunque la paciencia es una virtud, no es pecado perderla
contra la codicia. No es pecado alzarse en armas contra los lobos que devoran a
las crías.
Esta es nuestra declaración de guerra contra los vanidosos portadores de la codicia, los carteristas que se llaman banqueros ayudados por los ganchos de los políticos, los piojos del coche oficial, los gusanos del mercedes.
Liberaremos la tierra de un contagio definitivo, portador tras portador, sustituyendo el silencio de la pasividad por cráneos destrozados hasta que la tierra esté limpia, cráneos destrozados hasta que el rebaño este seleccionado, cráneos destrozados hasta que la raíz de todo mal muera y sea arrancada de la tierra.
Esta enorme y creciente injusticia está guiada por la
codicia de los poderosos y el poder de los codiciosos. Además el control que
esta clase vil y devoradora ejerce sobre los medios es virtualmente absoluto.
Los canales de comunicación (canales que en manos libres podrían ser agentes de
cambio) son poseídos, dirigidos e infectados por macro corporaciones y por
individuos multimillonarios, cuyos intereses están motivados por el carácter
virulento de la codicia. Esta es la situación desesperada que nos fuerza a
nuestra conclusión inevitable, a nuestra clara resolución y a nuestra acción
directa.
La codicia se extiende en una familia como la sangre séptica en el agua de la bañera. Infecta todo lo que toca. Por consiguiente, las mujeres y los hijos que presentáis como objetos de pesar y compasión también deben ser destruidos.
Los hijos de la codicia son malvados, y malvados son aquellos a los que abrazan. Así pues, ellos también deben ser destruidos. Todos aquellos a los que presentáis para que los necios del mundo los consuelen, todos deben ser destruidos, todos los relacionados por sangre o por matrimonio con los hijos de la codicia.
Consumir el producto de la codicia es consumir su mácula. El fruto deja su marca. Los beneficiarios de la codicia son portadores del pecado de la codicia y han de recibir su castigo. Morirán en el foco de tu alabanza. Tu alabanza será su perdición. Tu lástima es un veneno. Tu compasión los condena a muerte.
El mundo se ha vuelto loco. La codicia se disfraza de ambición loable. La riqueza finge ser prueba de talento y valor. Los canales de comunicación han caído en manos de monstruos. Se exalta lo peor de lo peor.
Con los demonios en los púlpitos y con los ángeles olvidados, corresponde al honrado castigar aquello que la locura del mundo recompensa.
Una visión muy ètica, amigo Blueberry.(JAG)
ResponderEliminarTe prodigas poco, pero me he quedado hecho polvo, vaya entrada, hay que leerla varias veces para sacarle todo su jugo. Enhorabuena y bienvenido de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo.
la bilis ya se me acumula y no soy capaz de coordinar las palabras, me empieza a cegar la ira. Pero de vez en cuando aun tengo conatos de lucidez, rabiosa.
ResponderEliminardoy fe. :)
EliminarAleluyah brother!
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