En estos tiempos y tras lo sucedido en Noruega, estábamos hablando algunos amigos de lo que se nos venía encima, y salían a relucir términos bastante radicales que en algunos extremos no dejan de ser preocupantes y por otra parte tampoco exentos de razón. Y no estamos hablando ya del desarme ideológico al que se ha sometido el pensamiento de izquierdas.
Como lo que quería era publicidad yo no se la hago. |
Si uno tira de la enciclopedia en red por antonomasia, la Wikipedia, puede observar que si teclea “extrema izquierda” le sale un artículo en el que se nominan a todos aquellos grupos de extrema izquierda aunque personalmente dude de que muchos de estos sean realmente de izquierda y no una panda de aprovechados, pero eso sí, todos se han incluido en las listas de… Terroristas. Entre ellos se incluyen algunos grupos que ya no tienen presencia, visible al menos, en nuestros días.
Sin embargo si tecleas “extrema derecha” te sale un artículo distinto, menos lesivo, donde no habla nunca de terrorismo, y lo que si te da es una relación de partidos de extrema derecha o ideología fascista entre los que incluye a la falange española.
Al hilo de ello, la tertulia llegaba a la conclusión de que tras la caída del Telón de Acero el pensamiento dominante mayoritario de la derecha librepensadora y neoliberal, había conseguido meter a la ideología de izquierdas, en el término “terrorista” eludiendo hábilmente el que el otro extremo pudiese ser visto así. Unos son terroristas, los otros son o ultranacionalistas, o pobres locos, que se dedican a poner bombas y masacrar jóvenes en nombre de la pureza de la raza o lo que les venga a bien a ellos y a sus abogados.
Por supuesto se escapan también del término terrorista todos aquellos con camisa y corbata y despachos gerenciales en las agencias de calificación, bancos de mayor calado, Fondos Monetarios Internacionales, etc., que ponen de rodillas a países enteros con exigencias imposibles decumplir.
Ruego encarecidamente la visión de estos dos documentales:
Por ello y sumado a las noticias que recorren en estos días la prensa internacional sobre las posibilidad de que los USA entren en bancarrota, empujados por las exigencias del Tea Party de que no se tomen medidas fiscales contra las grandes fortunas (entre otras muchas cosas), los tertulianos dedujimos que sencillamente el auge del colonialismo económico, había hecho desaparecer la lucha de clases del vocabulario de la izquierda, mientras en una maniobra perfectamente orquestada y dirigida, la derecha enseñaba las mieles del capital a los proletarios para ahora cortar radicalmente ese grifo y ponernos a todos en nuestro sitio.
¿Que cual es? Pues ni más ni menos lectoblogueros que el de esclavos. Se pretenden masas de informes obreros trabajando al son del tambor, por un pedazo de pan, con derechos de pernada renovados, masas que cubran sus necesidades de forma básica, mientras unos pocos, los privilegiados, los señoritos de hoy, vuelven a donde estaban, a sus cortijos, a sus fábricas, a sus púlpitos desde donde controlar y dominar por la vía económica y del miedo.
Ese miedo que reconocía el padre de los fachas españoles M.F., que fue el que llevó a la derecha española a firmar los pactos de la Moncloa, un miedo de la derecha a una desconocida izquierda que temían que pudiese descontrolarse en la transición arrastrándonos a una nueva guerra civil. El miedo, ese fantasma que siempre se ha azuzado contra el pueblo, se volvía entonces en su contra porque pensaban que había muchos que se querrían vengar de los cuarenta años de humillaciones, así es que claudicaron, temporalmente.
Mientras la izquierda pensaba que eso de la lucha de clases era sustituido por el diálogo y la paz social, la derecha afilaba sus armas para pasarnos a todos por ellas. Y ahora nos encontramos con un panorama en el que ellos tienen verdaderos ejércitos paralelos de nazis, fascistas y “pobres locos” como el noruego, campando a sus anchas por el mundo. Armados hasta los dientes, arropados por abogados y bufetes que son pagados para que no haya grandes “desperfectos” en el cómputo global del mensaje ideológico. Súmenles las compañías de seguridad privada, verdaderos ejércitos paralelos en manos de empresarios.
Y para rematar el panorama a todo este ejército de fachas se suman los ejércitos profesionales, verdadera aberración que hemos consentido en aras a una pretendida buena fe pacifista, sin saber que tras ello se escondían los intereses de que nadie más tuviera acceso a las armas, a su conocimiento y a su democratización. Ejercitos que nos están costando un ojo de la cara a todos los españoles, con militares jubilados a los cuarenta años, con salarios muy decentes. Eso son ERES y no los del Arenas.
¿Alguien duda de que en caso de un golpe de estado en el famoso 23-F, no hubiésemos estado muchos que en esos momentos estábamos en el ejército, dispuestos a cambiar la orden? Al menos en mi compañía estábamos casi un centenar dispuestos a no seguir la orden de ir a la calle, y como nosotros muchos más en el resto del acuartelamiento, y estábamos armados, igual que ellos. Que gran diferencia si eso mismo pasase hoy.
En esa referencia de los ejércitos, algún tertuliano reflejaba históricamente que una de las claves del declive del imperio Romano vino motivada por la desaparición de los ciudadanos romanos de sus filas, sustituidos por mercenarios (mercenarius), cuya respuesta ante estímulos ideológicos y de sentimientos era nula.
Ahora la izquierda sigue amparándose en el diálogo y la tolerancia mientras cada día se van sufriendo más y más agresiones, no solo en los periódicos o en las leyes, sino ya directamente en lo físico. Y todos los que pudieron haber nacido con el marchamo de luchadores por la libertad y clase obrera, metidos en el saco del terrorismo. A día de hoy la derecha ha triunfado sin dudarlo, ellos han ganado, sus miedos los han sustituido por la arrogancia y la chulería. Hasta el extremo de no importar el llevarnos a una debacle económica porque en la debacle, una vez más ellos volverán a ganar más y el pueblo perderá.
La lucha de clases puede que haya resucitado con el 15M, pero nace manca y coja, no hay gente entre ellos con redaños que vaya a luchar hasta las últimas consecuencias por cambiar el mundo, mientras los otros sí que están dispuestos a utilizar toda la fuerza necesaria para que entremos en sus rediles.
Uyslocasdicho ¡¡
ResponderEliminar¿que quieres que te coja la cía por alentar la revolución armada?
Tú lo has dicho: siguen siendo los dueños de la hacienda, la casa, el caballo y la pistola. Y nosotros ya no tenemos ni la canción, de la que hablaba León Felipe, al menos aquella que surgía del fondo antiguo de la tierra. Durante un tiempo, cuando aún, a falta de pistolas, teníamos dientes y canciones, nos entretuvieron con bagatelas que nos daban la impresión de que ya éramos como ellos. Ahora saben que ya no tenemos dientes y que nuestra canción es una canción de cuna.
ResponderEliminarEl problema; para mi es: que la clase trabajadora, la cantera más importante de la izquierda, se aburguesó en estos años de prosperidad ficticia.
ResponderEliminarEsto obligó a que partidos de izquierda muy representados, caminaran hacia el camino de centro-izquierda para contentar a estos recién llegados a la buena vida capitalista.
Y que pasa cuando se mueve uno por los límites o lindes, pues, que caminando una vez se echa el pie en el centro-izq. y otro a la derecha