miércoles, 29 de septiembre de 2010

Descansen en Paz

 

No va a ser la última, seguro. El domingo leía, al volver a mi casa tras mi paseo habitual con los amigos de la bicicleta, como un desalmado había segado la vida de dos compañeros, herido a otros tantos, y dejados marcados al resto de los que compartimos esta maldita afición de montar en bicicleta.
Y aún estoy consternado, realmente ni siquiera quisiera escribir estas líneas. Pero la rabia me puede, el sentimiento de ver como en la cinta de asfalto han vuelto a quedar dos manchas de sangre que se lavarán con las primeras lluvias, y que con esas aguas de otoño también se nos olvidarán los compañeros atropellados, no me deja respirar.
Y quiero gritarle a todos, primero a los inconsecuentes; los conductores de las armas de muerte, irracionales al volante, dignos herederos de los exterminadores nazis, que en su imbecilidad no tienen el más mínimo cuidado ni verguenza en ponerse al volante tras beber, como pasó en el caso del ciclista atropellado en la carretera de Villarrubia hace unos años, o en coger esa máquina dematar sin tener ni carnet ni seguro, como pasó con el gitano que mató con una furgoneta a otro compañero hace poco tiempo también en Sevilla, o este desgraciado subsahariano que ha segado estas dos vidas el domingo.

Quiero gritar contra el imbécil de Pere Navarro, paladín de los radares y multas de nuestro pais, al que se le siguen escapando los más de 30.000 conductores sin carnet y sin seguro que se lanzan a las carreteras de España cada día, y de los que no es capaz de coger a ninguno. Mientras crece el número de multas por pasarse en 5 kmh de la velocidad marcada. 
En vez de tanto control de motoristas y molestar a los que no hacen daño, ¡trinca a todos estos!, porque yo que la familia te denunciaba por omisión de deber. Era tu deber evitar que ese tipo hubiese estado en la carretera. 
Y no me digas cómo, pon la misma inventiva que haces para multar a los estúpidos conductores. Cruza bases de datos, utiliza inmovilizadores, helicópteros, usa censos locales y pon cámaras a las salidas de las ciudades para grabar matrículas y que den alertas si no estan asegurados, qué se yo. Hay mil maneras.
Pero todo esto no es más que tratar de tapar el dolor del compañero, el dolor del sufridor en la ruta, que intenta practicar un deporte mientras hay otros desgraciados que se dedican a intentar quitarle la vida.
Mis más sentidas condolencias a la familia, a los amigos de Gerardo Rojas y Manuel Márquez, para que desde donde estén nos traten de proteger un poco.  DEP

   

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Perros en la ciudad

Ni siquiera he estado de vacaciones, de verdad. Pero es que se me hacía mucho muro el contemplar la pantalla en blanco, así es que por disciplina me pongo de nuevo a ello. Y no es que falten temas, esta pequeña ciudad provinciana da mucho juego para casi todo, pero es que, de verdad, muchas veces creo que escribir para desahogar y poner los conocimientos propios y las opiniones si no son para cambiar algo, me da una senscación de inutilidad.
Quizas sea la edad ya.

El caso es que tenía este titulillo anotado para hablar de ese cambio social que se ha producido en nuestro entorno, y de ello extraer algunas conclusiones. No es que yo vaya ahora a descubrir ninguna teoría sociológica, pero en ello ando. 
El caso es que he viajado a dos paises distintos en poco tiempo, uno del llamado mundo civilizado y otro del tercer mundo, o de los ahora llamados en vias de desarrollo, o para los jugadores de bolsa, paises emergentes.
En ambos casos he comprobado sobre este particular una situación que a mi me maravilla de nuestra ciudad. 
En los dos casos los perros en los hogares están muy limitados. En el caso del pais con mas PIB y renta per capita que nosotros, "porque los perros no son para las ciudades, los poseen los que les pueden dar unas condiciones de vida aceptables en fincas de campo" (textual de mis recopilaciones de conversaciones con los lugareños). En el caso del país en vías de desarrollo; "los perros son animales para el pastoreo, así es que los tienen los pastores que pueden mantenerlos, es una aberración mantener animales sin utilidad mientras nuestra gente pasa hambre". 
Aquí, sin tener los medios económicos del vagón de cabeza, alimentamos a miles de perros, entiéndanme en el sentido biológico literal de la palabra. 
Perros cuya estancia en nuestros hogares se hace via sentimentalismo, niños para reyes magos, o un mal entendido animalismo, que nos lleva a prodigarles trato humano y atenciones mejores que a muchos humanos. 
Eso nos lleva a tener la ciudad mas densamente poblada de cacas de perro por kilómetro cuadrado del mundo mundial. Eso sí, no le diga usted esto a ningun propietario de cánido porque le dira que él siempre lleva la bolsa de plástico en la mano para recoger lo que su compañero/a de vida le de por dejar en la vulgar rue. Jamás mi perro se ha hecho nada en la calle, sentencia.
Y consta que es así. Me he dedicado en algún rato libre de este verano a ver como mis vecinos sacan a sus cancerberos particulares al paseo matutino y vespertino. En todos los casos la posición de la bolsa de recogida en la mano derecha o izquierda según maneje la correa o sin ella también, es inexcusable. Yo creo que hasta les queda bien.

Imitando al inigualable maestro Félix, la situación es la siguiente: Paseo del retozón animal por la calle, olisqueo a diestro y siniestro, pequeño alzamiento de pata con meadita marcadora del territorio en el tapacubos del coche aparcado, apertura de las patas traseras tras mirar compungidamente al amo/a, y zurullo que te crió en el acerado municipal. 
Ante ello la actitud del amo/a, puede circunscribirse a las siguientes pautas: Mirada inquisitiva de 360 grados en busca de predadores visuales, y en función de la misma dos acciones: A) comprobación de la impunidad del acto por ausencia de predadores visuales, ergo achuchón al can y tirón rápido de la forma de amarre para huir del lugar en menos de dos minutos. B) descubrimiento con dolor y resignación de la presencia de algún otro humano en las proximidades que ha visto el zurullazo, ergo agacharse tras el desaguisado y recogida con mas o menos asco de la deposición envolvimiento del plastico invertido y achuchón al can de la misma forma en busca de la papelera más cercana.
Y así andamos. 

Ni siquiera voy a entrar en disquisiciones más allá. No comulgo con esta población perruna exageradamente amplia cuando hay más necesidades que cubrir, hay casos excepcionales de compañias para personas mayores, enfermos o necesitados de su ayuda. Pero esos padres fláccidos que yo llamo, que al capricho del infante/a de turno caen en la compra del perrito porque es un regalo de navidadnochebuenareyesobuenasnotas se ven luego arrastrados al paseo matutino y nocturno de deposiciones, porque una vez pasado el momento de euforia, al niño le importa un carajo el pobre animal. 
Ese debe ser su castigo, que compartimos el resto de ciudadanos/vecinos escuchando el aullido del pobre animal encerrado en el piso cuando la familia se va de perol, o de fin de semana, o pisando sus excrementos si te despistas un minuto en tu circulación por las aceras de la ciudad.
Animales que son.