domingo, 22 de abril de 2012

El impuesto sobre la gasolina se camufla en las cuentas de las petroleras y otras cosas interesantes de conocer. (Aviso, es un ladrillazo, pero interesante)


Antes de escribir una sola línea bajo este titular me veo en la obligación, por lo que entiendo de preservar mi seguridad personal, de solicitar una complicidad con quienes lean este post. Se trata de lo siguiente: este asunto, sobre el destino del dinero recaudado como impuesto por las petroleras, ha sido, y de largo, un episodio sino trágico se le puede tratar de turbulento y perturbador a tal extremo de ser amenazador. 

Bien, hecho este preámbulo entro en lo concreto: cuanta más difusión tenga este asunto más amparado me puedo sentir, entiendo que es algo directamente proporcional, de ahí el ruego de complicidad con los habituales de este blog. De lo contrario es una quijotada que no vale la pena de reincidir en el riesgo. Doy por supuesto este pacto de caballeros. Aunque solo fuera por higiene mental era del todo necesaria esta introducción. Empecemos, no hay razón alguna para que la industria petrolera no detalle en sus cuentas -que como sociedades de cotizan el bolsa son públicas- todo aquello que se refiere al impuesto especial que recaudan en las estaciones de servicio y que grava su producto. Se supone, lógicamente, de que hay intención y deseo de oscurecer este dato que se eleva a miles de millones de euros. La industria petrolera mezcla la recaudación del impuesto con el que esta gravada la gasolina con sus ingresos propios, y a la vez, la repercusión que tiene para la industria petrolera la satisfacción del impuesto especial de los carburantes en la Hacienda pública, por lo que el pago esta nuevamente mezclado con sus propios gastos sin detalle alguno. A todo esto se añade, que quien efectúa el ingreso de lo recaudado como impuesto es una sociedad participada por el conjunto de las petroleras que actúan en el mercado, como es la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), y ésta, en sus cuentas que presenta en el Registro Mercantil no queda reflejado este movimiento dinerario. No se trata de deducir sino de poner de manifiesto la opacidad con que son tratados los impuestos correspondientes. La razón de este oscurecimiento fiscal incita a sospechar de que no toda la cuantía de lo recaudado como impuesto se satisface a las arcas públicas ¿Y si no, que otra razón puede haber?

De lo que se trata es de echar mano a la caja, del Erario público, confabulados entre la clase política y el poder económico. Se podrá decir de la forma que se quiera pero todos los indicios llevan a esta conclusión. El petróleo, por tradición, ha sido una fuente de reparto de esplendorosas sumas entre una aristocracia que la considera como “legitimas comisiones” y deja hacer malabares con el precio de la gasolina al igual que con la tarifa eléctrica. Los precios en las gasolineras no concuerdan ni con las subidas y bajadas del barril de petróleo ni con el contravalor en dólares. En este blog ya se han explicado lindezas de tal calibre que el mismo que produce la electricidad es el mismo que vende y el mismo que fija el precio a través de una amañada subasta de trileros llamada subasta CESUR (Compra de Energía para el Suministro de Último Recurso). Conviene echar un vistazo al post Una oligarquía sin entrañas encarece el recibo de la luz (1) para hacerse una idea del barrizal que nos encontramos gobernados por una gente que por sus patrañas y en beneficio propio han llevado al país a deslizarse por el abismo. El coste de la gasolina y la electricidad campa a sus anchas arruinando el país.

Para percatarse del expolio que se somete a los españoles, es ahora cuando el Estado de bienestar se tambalea el momento que pueden aflorar la mangancia a la que estamos sometidos. Empecemos por el principio. Junto con la privatización del monopolio de la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleo (CAMPSA) también fue privatizado el mecanismo de recaudación del impuesto especial que grava los carburantes. La desmantelación de los activos de CAMPSA se disgregaron en dos bloques: el refino y las estaciones de servicio pasaron a manos de Repsol, y la logística -la red de oleoductos y depósitos- pasaron a manos de una empresa de nueva constitución, CLH, siglas que significan Compañía Logística de Hidrocarburos, en las que participan en su accionariado Repsol, Compañía Española de Petróleos S.A. (Cepsa), Petróleos del Norte, BP Oil España y Shell España y una pequeña parte que está en Bolsa. Cabría preguntarse la necesidad de privatizar también el almacén fiscal sino fuera para facilitar el desorden en la recaudación del impuesto con que se gravan los carburantes. Elemental querido Watson.

La participación de CLH en el sistema legislativo previsto para la recaudación del impuesto de los hidrocarburos es clave. Legalmente, CLH es el almacén fiscal, donde las compañías petroleras depositan los diferentes tipos de gasolinas una vez refinados. La compañía logística actúa como si de un banco se tratase, los litros de gasolina que las petroleras depositan en un punto geográfico lo pueden retirar de otro. CLH se cuida, desde su sala de dispatching sita en Madrid, de que el oro negro recorra a través de su red de oleoductos el camino hacia su destino en otras áreas geográficas. La función legislativa que se le asigna a CLH es la de ingresar Hacienda el importe que grava el impuesto especial sobre los combustibles. Legalmente, el hecho imponible, es decir, la obligación de pagar los impuestos, se produce en el momento de la fabricación. Pero la ley establece un aplazamiento del devengo. Esta dilatación en el pago se le llama régimen suspensivo, y esta armonizado en toda la Unión Europea. Quien tiene la obligación de pago del impuesto es quien refina, pero en virtud del régimen suspensivo, Hacienda cobra la totalidad del impuesto al depósito fiscal, es decir, al almacenista que lo distribuye a los consumidores. Según la dirección general de Gestión e Intervención de Impuestos Especiales de Hacienda, CLH es su mayor contribuyente del que aseguran controlar hasta el último litro de gasolina en los depósitos fiscales. El control, según se dice, es exhaustivo y con inspecciones por sorpresa. La recaudación por esta vía impositiva no cuadra entre las cuentas de las petroleras y lo manifestado por el gobierno. Esta discrepancia no parece importarle a los medios de comunicación que se entretienen en otros menesteres.

Los funcionarios de Hacienda aseguran que es CLH quien satisface el pago del impuesto especial, tal como lo prevé la legislación fiscal, a lo que añaden, que CLH como almacén fiscal se apresura a facturar el impuesto a los refinadores. Esto debe ser así, pero de forma virtual. En las cuentas presentadas en el Registro Mercantil por la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH) –en todos los ejercicios contables anteriores- no se observa ni repercusión del impuesto a las petroleras, ni tampoco ingreso alguno a las arcas de la Hacienda pública. Lo que se desprende de las cuentas presentadas por CLH, es la repercusión de su actividad logística de desplazar el combustible de un lugar a otro, repercutiendo a las petroleras su coste por litro. Desde el momento que investigue este asunto los funcionarios de Hacienda, asignados a este menester, aseguraban desconocer este término que se despende de las cuentas de CLH, y persistían en pronunciar, que es la compañía logística que, como almacén fiscal, satisface el impuesto que deben recaudar, y que este se produce a través de una autoliquidación. Lo que se desprende de la ley es que una vez sale un litro de gasolina de los depósitos instalados en el almacén fiscal -los depósitos de CLH- se interrumpe el régimen suspensivo, el aplazamiento del devengo ha llegado a su fin. La compañía que refina, la propietaria en todo momento del combustible, debería satisfacer el impuesto total por cada litro retirado del almacén fiscal y es repercutido sobre el detallista y este a su vez lo cobra del consumidor. Este es en síntesis el mecanismo previsto legislativamente, pero por las cuentas de CLH no se ve transitar la recaudación del impuesto repercutido a las petroleras ni su ingreso a Hacienda. La razón de ser, y el concepto de depósito fiscal pierde todo su sentido cuando la recaudación es virtual, más aún teniendo en cuenta, que CLH es una compañía privada y controlada accionarialmente por las mismas petroleras obligadas a pagar el impuesto. A partir de este hecho el oscurantismo sobre el volumen de lo recaudado se hace todavía mayor.

El oscuro pago fiscal

Para poder continuar con rigor es necesario descender a lo concreto y aterrizar en las cuentas de la mayor petrolera del país: Repsol de la que se da la paradoja de camuflar entre sus cuentas, en clara determinación de esconder el impuesto recaudado, con el agravante de que no paga impuesto por beneficios a pesar de los estratosféricos que hace gala año tras año. Este escaqueo fiscal, sobre los beneficios obtenidos, lo dejaré para el próximo post. Pero dejo aquí como anticipo que se hace especialmente creíble la reacción del presidente del gobierno y del ministro del ramo al declarar, prácticamente, una guerra comercial contra Argentina por la nacionalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) que hasta ahora explotaba Repsol. El desmesurado enfurecimiento lo comparte el gobierno y la oposición. PP y PSOE nunca están de acuerdo, en esta ocasión, la amenaza de sanciones a Argentina, aúna el compromiso, sin saber todavía en que consisten y si será duro y a la cabeza. ¿Es Repsol una empresa española? Se supone que alguien es español si contribuye fiscalmente, en medida de sus posibilidades, a sostener el país. ¿Paga Repsol impuestos en España? La respuesta es categórica: NO. Ni tan siquiera son empresas españolas los accionistas mayoritarios de la petrolera. Entonces, ¿A que viene esta disparatada reacción de la clase política por una empresa privada? Hay una explicación: alguien siente amenazado su bolsillo, pero continuemos para despejar incógnitas.

Si ya de por si es oscuro todo lo concerniente a la recaudación del impuesto especial que grava a los hidrocarburos, en la fase del régimen suspensivo, donde el concepto legislativo previsto de deposito fiscal esta soslayado por las petroleras, que a la vez son propietarias de este almacén fiscal que se le asigna a la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), más oscuro es todavía -se supone y que haciendo gala de lo enegrecido del petróleo- las cuentas de las compañías petroleras cuando estas tiene que aflorar en sus balances la cuantía que han satisfecho a las arcas publicas en concepto de lo recaudado por el impuesto que aplican en el precio final en las estaciones de servicio.

En los balances presentados en el Registro Mercantil, por Repsol que copan el mercado español de carburantes, en ninguna de estas cuentas de forma explicita se da cuenta de lo que ha recaudado en concepto de impuestos y a la vez ha ingresado en las arcas de la Hacienda pública. Contrasta que una partida contable de la envergadura que representa la recaudación de los impuestos especiales, que se eleva en el caso de Repsol a miles de millones de euros, no se haga ni mención, y en cambio otras partidas de insignificancia económica se dan detalles hasta la extenuación. En los balances contables no hay disgregación alguna en la partida de ingresos provenientes de las ventas realizadas a los detallistas, así como tampoco hay disgregación de la cuantía del impuesto en cuanto a gastos se refiere.

El único dato que se puede recabar, ya que las petroleras se niegan a facilitar información al respecto, es un exiguo párrafo en la pagina 63 de la Memoria del ejercicio de 1999 de la compañía petrolera Repsol, dice lacónicamente así bajo el epígrafe de “Contabilización de Ingresos y Gastos”: Como consecuencia del marco jurídico para la comercialización de hidrocarburos en España, Repsol refleja como gasto y como ingreso los impuestos especiales de los productos que comercializa. Este hecho ha supuesto en las cuentas de resultados consolidadas de los ejercicios anuales de 1999 y 1998 un mayor gasto por importe de 5.776 y 4.976 millones de euros respectivamente, registrado en el epígrafe “Consumo y otros gastos externos”, y un mayor ingreso de similar importe registrado en el epígrafe “Importe neto de la cifra de negocios”. Conviene señalar después de conocer la terminología aplicada por los auditores de Repsol, que si el impuesto esta integrado en los ingresos este debe de ser exacto al registrado en los gastos, y no similar como se apunta, este es un claro síntoma de que las cuentas no cuadran. No hay más información al respecto hasta llegar a la pagina 82 donde se informa de los ingresos obtenidos por las distintas ramas de explotación del negocio. Cuando cita los ingresos provenientes del refino y marketing -que así es como Repsol llama a los puntos de venta— sitúa en el ejercicio de 1999 una cifra de 20.083 millones de euros y en 1998 de 14.708. Sitúa entonces un asterisco que incluye una llamada en tinta butano – amarilla, prácticamente imperceptible, que dice lo siguiente: “Inc1uye aproximadamente 5.776 y 4.976 millones de euros en las cifras de 1999 y 1998, como el registro como ingreso de los impuestos especiales (ver Nota 2q)” que es la que aquí se ha citado en primer lugar. Mas de los mismo al incluir el término “aproximadamente” al tratarse de millones de euros. El asunto va entre similar y aproximadamente lo que indica que algo huele mal.

La pestilencia continúa en el último balance de 2011 cuya Memoria, página 48, sitúa el mismo rollo con la extensión, para liarla todavía más, a los confines del mundo que la petrolera recauda el impuesto sobre los carburantes. “Como consecuencia del marco jurídico para la comercialización de hidrocarburos en aquellos países en los que el Grupo desarrolla su actividad, Repsol YPF refleja como gasto y como ingreso los impuestos especiales y aquellos de naturaleza análoga que recaen sobre los consumos específicos en relación con la fabricación y/o venta de hidrocarburos”. Y nos tenemos que trasladar a la página 116 de la citada Memoria para a mogollón poder conocer que en el ejercicio de 2010 se recaudo 7.234 millones de euros y en 2011 ascendió a 5.390 millones de euros. He dejado para este punto el poder resaltar la increíble milonga en que se ampara este párrafo sobre el marco jurídico. En 1999 hablaba solamente de España, en cambio en 2011 se refiere “en aquellos países en los que el Grupo desarrolla su actividad”. ¿Qué quiere decir esto? Pues, que en 1999 Repsol afirmaba que la recaudación, en España, del impuesto sobre los carburantes ascendía a 5.776 millones de euros y ahora en todos los países que actúa el Grupo Repsol en 2011 tan solo se recaudan 5.390 millones de euros. Mentira, simplemente mentira ya que el impuesto sobre los carburantes es una tasa que no ha sufrido aumentos significativos y además, tal como informa la propia compañía Repsol, incluye la recaudación de varios países. Estos son los dominios en que opera el Grupo: Libia, Argelia, Trinidad y Tobago, Estados Unidos, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela, Países Bajos y Portugal. A esta caterva del sindicato del crimen tan solo se les puede pillar con datos contables más allá de los dos años que se presentan adosados para poder comparar. Más allá de este periodo dan como poco probable que nadie se va a cuidar en establecer comparaciones.

El oscuro deseo de oscurecer

Me podría extender con más datos y antecedentes de que Repsol es una mina de hacer dinero negro y que intencionadamente se camufla la recaudación de un astronómico impuesto que descapitaliza y arruina al país mientras el sindicato del crimen se forra. Las luchas internas por el control de la compañía ponen de manifiesto de que hay tomate. El dinero que mueven las gasolinas ha sido tradicionalmente uno de los flujos que el poder ha utilizado para enegrecer voluntades, el dinero negro ha circulado de bolsillo en bolsillo de aquellos con traje de cachemir. Para situar el nivel y la alcurnia de los estamentos por donde se mueve, vale la pena traer a colación un párrafo extraído del excelente libro El negocio de la libertad del no menos excelente periodista Jesús Cacho, dice así: “Felipe (González) podría callar todo lo que sabe, que es mucho, entorno a las finanzas del Monarca y los escandalosos negocios de Manuel Prado y Colon de Carvajal, el “amigísimo”. En realidad lleva muchos años haciéndolo. Así se puso de manifiesto un día en la antecámara regia, donde el entonces presidente de Gobierno estaba esperando a ser recibido por el Monarca para uno de sus habituales despachos. Era una de las cosas que peor llevaba, aquella espera protocolaria que entendía como un lamentable despilfarro de tiempo, esperar sin necesidad, para marcar rango y distancias, hasta el punto de que a veces se ponía nervioso, pero si no esta haciendo nada, coño, por qué me hará esperar? Hasta que un día en que la prórroga se hizo particularmente enojosa se destapo, muy enfadado, con un comentario que dejó helada a la persona con la que compartía antesala.

-¡Y dile a Manolo Prado que se conforme con el 2 por 100, porque eso de cobrar el 20 es una barbaridad! …

-Oye, oye, presidente –los replicó el interlocutor- ni le puedo decir nada a Manolo Prado, ni sé de qué me estás hablando.


Estaba hablando, al parecer, de las comisiones del petróleo importado por España de determinado país árabe. Aquello era mucho dinero, pero solo eso, dinero …. ”

Uno de los grandes tabús de los medios de comunicación españoles es sin lugar a dudas la figura del rey. No obstante, tanto ha ido el cántaro a la fuente y tantas las astracanadas del monarca que empiezan a oírse voces discrepantes. Aun a sí, en este santuario acotado por los salvapatrias, interpretan que la institución monárquica esta al margen de la realidad social. A1 tabú de la institución monárquica se unen las instituciones financieras que por derivación controlan el núcleo duro de las empresas más importantes del país. A Juan Carlos I, el monarca español, los medios de comunicación le tratan con la exquisitez de presentarle como una persona afable y de gustos austeros. La realidad parece ser otra, la fortuna que hoy se le atribuye al Rey de España pasa de puntillas por los medios de comunicación. Nadie se cuestiona el origen de la fortuna del monarca. La publicación británica EuroBusiness citó al rey como el cuarto hombre más rico de España. La publicación le atribuyó una fortuna de 1.700 millones de euros. Solo está por encima de esta fortuna Emilio Botín, José María Entrecanales y Rafael del Pino. La fortuna que se atribuye al borbon nadie sabe como se ha generado. Lo que si se conoce, es que la familia real en el exilio portugués de Estoril, tuvo que ser sostenida por una legión de monárquicos asumiendo el papel de mecenazgo para cubrir las carencias básicas producidas por la ausencia de patrimonio de una familia de alcurnia sin posibilidades. La llegada al trono de Juan Carlos I, con una mano delante y la otra detrás, se dejo en manos del diplomático Manuel Prado y Colon de Carbajal, para recomponer la situación de ausencia de patrimonio del monarca. Para más detalle ver post Se aparta a Urdangarin por “conducta poco ejemplar” ¿Y la del Rey? Averígualo por ti mismo donde los asuntos y sablazos a otros monarcas con el petróleo de por medio llegaron al esperpento y a las situaciones más paradójicas que se puedan dar.

Al parecer el flujo opaco del dinero negro proveniente del petróleo esta más extendido de lo que se cree. En Francia, la petrolera Elf, lo equivalente a la CAMPSA española, hoy privatizada e integrada en Total-Pina, el dinero negro que corría por las manos de los patriarcas de la empresa estatal francesa era de tal magnitud que servía para sobornar a los jefes de Estado, reyes, presidentes, ministros y cuantos se pusieran por delante y contribuyeran al desarrollo de los planes de la petrolera. Para obtener tan fabuloso flujo de dinero negro, los dirigentes de Elf encarecían artificialmente el coste que habían tenido por la adquisición de crudo de petróleo. Los mandamases de la petrolera encarecían por el morro un 2% sus adquisiciones de crudo. Este porcentaje, aunque pequeño, pasaba desapercibido dada las fluctuaciones del mercado. Los consumidores, los ciudadanos estamos totalmente indefensos a las prácticas que nos somete el sindicato del crimen abusando de su situación de poder.

La jueza francesa Eva Joly registró en un libro con este título: ¿Queremos realmente vivir en un mundo así? Las vicisitudes, con peligro de su vida, están descritas con todo lujo de detalle desde el momento que se enfrentó a la caterva de delincuentes con amenazas de todo tipo para intimidarla en el proceso de su investigación. Eva Joly desafió al poder en este singular episodio: la jueza se presentó, junto a una comisión judicial, en la residencia del presidente del Consejo Constitucional francés, Roland Dumas. Este patricio, heredero espiritual de François Miterrand, chuleó a los agentes judiciales con el argumento prepotente de que tenía prisa para asistir a una reunión con las más altas instancias. Bajo este argumento, los agentes judiciales le abrieron paso hasta que topó con la jueza Joly, que sin perder la compostura y las buenas maneras conminó a Dumas a permanecer en la estancia bajo el poderoso argumento de que si abandonaba la estancia lo hacia detener. El presidente del Consejo Constitucional entendió el mensaje, fue el principio del fin de tan poderoso caballero.





Para acabar con la podredumbre de este asunto, una manifestación. En Cataluña, donde puedo dar fe presencial de ello, los grandes hospitales han cerrado quirófanos y plantas enteras de habitaciones por los recortes impuestos por la Generalitat de Catalunya. Los enfermos más graves que acuden a urgencias no pueden ser desplazados a planta y permanecen hacinados en los pasillos que se acumulan con aquellos que están pendientes de una intervención urgente incluidas las de cáncer. Los médicos hacen todo lo que pueden y más. A esta situación se añaden parte de los 10.000 millones de euros anunciados por el presidente Rajoy de nuevos recortes para contentar a los Mercados. 2.000.000 de parados han dejado de percibir un subsidio de subsistencia. ¿No sería razonable revisar los ingresos del Estado y no tanto recorte? Esto durará hasta que pete. Por la cuenta que me corre apelo a la complicidad mencionada, lo agradezco de antemano.