domingo, 31 de julio de 2011

El desarme de la Izquierda


En estos tiempos y tras lo sucedido en Noruega, estábamos hablando algunos amigos de lo que se nos venía encima, y salían a relucir términos bastante radicales que en algunos extremos no dejan de ser preocupantes y por otra parte tampoco exentos de razón. Y no estamos hablando ya del desarme ideológico al que se ha sometido el pensamiento de izquierdas.
Como lo que quería era publicidad yo no se la hago.
Si uno tira de la enciclopedia en red por antonomasia, la Wikipedia, puede observar que si teclea “extrema izquierda” le sale un artículo en el que se nominan a todos aquellos grupos de extrema izquierda aunque personalmente dude de que muchos de estos sean realmente de izquierda y no una panda de aprovechados, pero eso sí, todos se han incluido en las listas de… Terroristas. Entre ellos se incluyen algunos grupos que ya no tienen presencia, visible al menos, en nuestros días.

Sin embargo si tecleas “extrema derecha” te sale un artículo distinto, menos lesivo, donde no habla nunca de terrorismo, y lo que si te da es una relación de partidos de extrema derecha o ideología fascista entre los que incluye a la falange española.

Al hilo de ello, la tertulia llegaba a la conclusión de que tras la caída del Telón de Acero el pensamiento dominante mayoritario de la derecha librepensadora y neoliberal, había conseguido meter a la ideología de izquierdas, en el término “terrorista” eludiendo hábilmente el que el otro extremo pudiese ser visto así. Unos son terroristas, los otros son o ultranacionalistas, o pobres locos, que se dedican a poner bombas y masacrar jóvenes en nombre de la pureza de la raza o lo que les venga a bien a ellos y a sus abogados.

Por supuesto se escapan también del término terrorista todos aquellos con camisa y corbata y despachos gerenciales en las agencias de calificación, bancos de mayor calado, Fondos Monetarios Internacionales, etc., que ponen de rodillas a países enteros con exigencias imposibles decumplir.

Ruego encarecidamente la visión de estos dos documentales:
Por ello y sumado a las noticias que recorren en estos días la prensa internacional sobre las posibilidad de que los USA entren en bancarrota, empujados por las exigencias del Tea Party de que no se tomen medidas fiscales contra las grandes fortunas (entre otras muchas cosas), los tertulianos dedujimos que sencillamente el auge del colonialismo económico, había hecho desaparecer la lucha de clases del vocabulario de la izquierda, mientras en una maniobra perfectamente orquestada y dirigida, la derecha enseñaba las mieles del capital a los proletarios para ahora cortar radicalmente ese grifo y ponernos a todos en nuestro sitio.

¿Que cual es? Pues ni más ni menos lectoblogueros que el de esclavos. Se pretenden masas de informes obreros trabajando al son del tambor, por un pedazo de pan, con derechos de pernada renovados, masas que cubran sus necesidades de forma básica, mientras unos pocos, los privilegiados, los señoritos de hoy, vuelven a donde estaban, a sus cortijos, a sus fábricas, a sus púlpitos desde donde controlar y dominar por la vía económica y del miedo.

Ese miedo que reconocía el padre de los fachas españoles M.F., que fue el que llevó a la derecha española a firmar los pactos de la Moncloa, un miedo de la derecha a una desconocida izquierda que temían que pudiese descontrolarse en la transición arrastrándonos a una nueva guerra civil. El miedo, ese fantasma que siempre se ha azuzado contra el pueblo, se volvía entonces en su contra porque pensaban que había muchos que se querrían vengar de los cuarenta años de humillaciones, así es que claudicaron, temporalmente.

Mientras la izquierda pensaba que eso de la lucha de clases era sustituido por el diálogo y la paz social, la derecha afilaba sus armas para pasarnos a todos por ellas. Y ahora nos encontramos con un panorama en el que ellos tienen verdaderos ejércitos paralelos de nazis, fascistas y “pobres locos” como el noruego, campando a sus anchas por el mundo. Armados hasta los dientes, arropados por abogados y bufetes que son pagados para que no haya grandes “desperfectos” en el cómputo global del mensaje ideológico. Súmenles las compañías de seguridad privada, verdaderos ejércitos paralelos en manos de empresarios.

Y para rematar el panorama a todo este ejército de fachas se suman los ejércitos profesionales, verdadera aberración que hemos consentido en aras a una pretendida buena fe pacifista, sin saber que tras ello se escondían los intereses de que nadie más tuviera acceso a las armas, a su conocimiento y a su democratización. Ejercitos que nos están costando un ojo de la cara a todos los españoles, con militares jubilados a los cuarenta años, con salarios muy decentes. Eso son ERES y no los del Arenas.

¿Alguien duda de que en caso de un golpe de estado en el famoso 23-F, no hubiésemos estado muchos que en esos momentos estábamos en el ejército, dispuestos a cambiar la orden? Al menos en mi compañía estábamos casi un centenar dispuestos a no seguir la orden de ir a la calle, y como nosotros muchos más en el resto del acuartelamiento, y estábamos armados, igual que ellos. Que gran diferencia si eso mismo pasase hoy. 

En esa referencia de los ejércitos, algún tertuliano reflejaba históricamente que una de las claves del declive del imperio Romano vino motivada por la desaparición de los ciudadanos romanos de sus filas, sustituidos por mercenarios (mercenarius), cuya respuesta ante estímulos ideológicos y de sentimientos era nula.

Ahora la izquierda sigue amparándose en el diálogo y la tolerancia mientras cada día se van sufriendo más y más agresiones, no solo en los periódicos o en las leyes, sino ya directamente en lo físico. Y todos los que pudieron haber nacido con el marchamo de luchadores por la libertad y clase obrera, metidos en el saco del terrorismo. A día de hoy la derecha ha triunfado sin dudarlo, ellos han ganado, sus miedos los han sustituido por la arrogancia y la chulería. Hasta el extremo de no importar el llevarnos a una debacle económica porque en la debacle, una vez más ellos volverán a ganar más y el pueblo perderá.

La lucha de clases puede que haya resucitado con el 15M, pero nace manca y coja, no hay gente entre ellos con redaños que vaya a luchar hasta las últimas consecuencias por cambiar el mundo, mientras los otros sí que están dispuestos a utilizar toda la fuerza necesaria para que entremos en sus rediles.

Una televisión del sistema ponía este año en antena la vida de Viriato, uno del 15.M AC, eluden decir que Viriato, en términos legales de hoy, sería un terrorista.

viernes, 29 de julio de 2011

Más de Corbatas y enseñar la patita...


Sigue El Día empeñado en sacar el tema de las corbatas como asunto del verano. El jueves (no la revista satírica, sino el día de la semana) se despachan con una magnífica foto del grupo socialista en la diputación a los que, en su integrismo vestimental, abochorna y pone en juicio de valor aduciendo lo que uno de sus redactores ya veía venir hace unos días, esto va camino del fin del mundo y solo les falta el “refresquito”.


El mismo diario, en su página 19, saca a todo un ex comisario de policía nacional, y ahora alcalde accidental de Montilla en mangas de camisa, sin chaqueta, ¡ni CORBATA!, junto al presidente de la D.O. Aceites de Lucena, todo enchaquetado y encorbatado, y no hace aseveración alguna sobre el mismo, puede ser porque aunque mal vestido e irreverente con las formas de vestir de estos gurús de la moda, en la foto se le ve que está prestando mucha atención.
Juega una vez más este periódico, financiado en los orígenes del grupo por la Junta de Andalucía con cuantiosas subvenciones, a ponerse del lado de los que huelen pueden ser futuros regidores de la política autonómica. Enseñan su patita según les va conviniendo, como ya hicieron en la campaña de las municipales, y ya con el nuevo gobierno municipal tomado posesión, arropando a los suyos con comentarios benignos sobre los incumplimientos electorales o exagerando los males del pasado. (Impuestos, si, pero solo por debajo del IPC, nuevos conceptos de la etimología "congelar", bancarrota municipal, etc.)
No se de que hay para reirse

Es, una vez más, la representación local de una situación que en el Reino Unido ha desembocado en la pública comparecencia de uno de los propietarios mediáticos mundiales. El Sr. Murdoch, en cuya nómina esta también el ex-presidente del gobierno “Ansar”. Los medios se valen de su poder no solo para informar a la ciudadanía, que es lo que refleja un código ético, que si está escrito, no como el del vestir,  y al que hacen caso omiso los plumillas de forma reiterada, haciendo gala de su opinión o la del que les paga, en vez de transmitir información.
En España no estamos muy allá en cuanto a eso, si esto de Murdoch ha pasado en un país de honda tradición de independencia periodística, imagínense aquí la que no han liado los Pedro Jotas, Ansones, y los Cebrianes de las narices.
Unos apoyaron y siguen respaldando la labor de los PPeros desde siempre, al menos en eso no han cambiado, fueron, son y serán el brazo escrito de la derecha española, no la fundamentalista, que para eso ya está el ABC, la Razón o Intereconomía. Otros se van cambiando sobre todo cuando los avatares económicos los han puesto a los pies de los caballos de los mercados, y es que se puede ser un magnífico director de periódico, pero aplicando los principios de Peter, es complejo que se llegue a ser un magnífico Presidente de un grupo de comunicación.
Los primeros han hecho la labor para la que se les paga, desgastar en cada acción, buscar, comprar informaciones, aunque sean falsas, o no demostrables, saltarse el código de la contrastación de la noticia, todo lo necesario para ir contra los socialistas allá donde estuvieran. Y los resultados los avalan, el PP está a un paso de hacerse con el total de la esfera nacional autonómica, local y nacional. Triste es que nadie sepa ya leer entre líneas o saber qué alimenta las invectivas de un periodista para escribir lo que escribe. Y eso, lectores blogueros, se paga, y muy caro.
Los otros, paradigma de prensa libre en otros tiempos, terminaron por sucumbir al poder en los tiempos del Felipismo, para ser un BOE camuflado, para luego, conforme iban pasando los años, ser pero no demostrar, y al final, cuando las cosas ya no les han venido tan bien dadas, y se han encontrado con dificultades financieras, permitirse el lujo de utilizar su tribuna para decidir cuándo y cómo deben convocarse elecciones generales en el país.
En definitiva un panorama poco edificante, donde si se hiciera una exhaustiva investigación entre los medios y grupos de comunicación españoles se descubrían muchos entresijos que no solo implican a la honorabilidad de los periodistas si no a las entrañas del estado, desde donde se han pagado de forma exagerada favores para llegar y mantenerse en el poder por parte de todos. Y el poder que atesoran estos indignos bastardos es incalculable, nadie se atreve a enfrentarse a ellos, porque si no estás muerto en el informativo siguiente o si no de forma sutil van machacando al infeliz lector hasta que al final convierten a quien quieren en un ogro.
Ya me imagino yo a las del PP entrando al Pleno con estos modelitos de verano.

Y si no que le pregunten al ínclito PJ cuya fémina, por más que le pese, ha triunfado en el campo de la moda gracias a sus más que notables empujones a los distintos estamentos del mundillo, porque si es por estilo seguramente no hubiera salido de vestir para guarderías. 
Aunque probablemente mi Espe si que la hubiese seguido, ya ven con sus calcetines con las sandalias, es de un estilazo que tira de espaldas.

martes, 26 de julio de 2011

Las corbatas y el honor nacional


Se ha desatado una extraña polémica en los diarios locales especialmente en El Día, a cuento de la actitud del ministro Sebastián de aparecer sin corbata en el hemiciclo. Debe ser la serpiente del verano, aunque este verano está teniendo suficiente enjundia de noticias como para no tener que recurrir a estas memeces. Ya he leído dos columnas de opinión, una de Jesús Cabrera y la última hoy, de Joaquín Pérez Azaustre. Quizás del primero lo esperaba, por su forma particular de ser y pensar, pero si me sorprende que entre a este “trapo” el último.

La situación, por si no la conocen, es que el citado ministro se presentó en el congreso de los diputados sin corbata, y Sor Bono se lo recriminó en público. Como si no hubiese más cosas que recriminarles a sus señorías que el ir vestidos acordes a uan forma de pensar, y no con con una idea del decoro personal, que puede basarse en algún libro de estilo que empieza a estar trasnochado. Como si los espectáculos que nos dan los de la corbata no son poco ejemplarizantes, encima ahora lo hacen sin corbata y eso ya no se puede consentir.
De este hecho han derivado dos columnas, sobre las que ya no puedo callar y apelo a un poco de sensatez antes de irnos a estos medios para lidiar tamaña afrenta al honor nacional. (me recuerda a aquellos tiempos donde el honor de las familias estaba en el himen de las mujeres de la misma).
De la lectura del artículo de Jesús Cabrera, poco menos se podía deducir que era una afrenta pública lo que hacía Sebastián, (no sé si es que en estos días aquí todo lo tocante a la palabra Sebastián está muy tierno…), pero creo que fijar el honor, el respeto a la cámara y ¡sus ujieres!, (esto es de Azaustre) en el uso de la corbata me parece que raya lo demencial.
Este sin corbata, el respeto debido a la afición que le paga, ¿dónde se le queda?, y además se lleva premio sobaquero
Vengo defendiendo desde hace años, como aprendiz de conocedor del protocolo, que me parece una aberración el pretender unificar el protocolo en nuestro país, exigiendo a los personajes públicos de Despeñaperros abajo, la misma indumentaria que a los catalanes, por ejemplo. No es lo mismo inaugurar obras en el Puente Romano de Córdoba a las 17 horas de un mes de Julio típico, que otro puente en Tarragona a la misma hora y el mismo mes. En el caso cordobés se consigue que los personajes públicos aparezcan ridículos con unos lamparones de sudor en sus camisas que ya quisiera José Antonio Camacho para sí.
Ya los ingleses, que son gente viajada, y que tomaron mucho mundo, adaptaron sus estrictas normas de vestimenta según el país en el que ocupaban, así los famosos pantalones “bermudas” son una desviación del uniforme protocolario y que es el oficial de ese archipiélago donde el calor y la humedad hacían estragos. Acompañados de las saharianas, chaquetas que se llevan a pelo sobre el torso. No pido yo tanto para este sufrido sur, donde las temperaturas suben de 40º en verano, (en el aeropuerto) pero al menos si un poco más de sentido común para, sin incurrir en la chabacanería, poder vestir decorosamente.
Mucho más elegante así con su corbata y sobaquera, que sin corbata, donde va a parar
Porque puestos ya a los agravios comparativos, ¿porqué la vestimenta de un varón público es la de terno completo con corbata y cuello abrochado y se permite con una mujer en las mismas condiciones pueda lucir escote, tirantes y vaporosos tejidos que alivien su calor?. ¿No sería exigible además en el afán de igualdad que perseguimos, la presencia de todas las féminas de la función representativa pública vestidas con vistosos trajes de chaqueta, con falda o pantalones (que ahí ya no me meto), y foulard de colores a elegir para tapar las morbideces del cuello, para equilibrar así a sus homónimos?.
Y esto es en Alemania, miren la sobaquera derecha y verán el sospechoso color que detenta, si obligamos a las damas a vestir como digo, seguro que el protocolo cambia.
A Jesús no se le aprecia en la foto, que creo que no lleva, pero a Joaquín se le ve claramente una pechera legionaria en la foto que encabeza su artículo, ¿es que eso es una afrenta para los que compramos el diario?, ¿están tratando de decirnos algo sobre sus intenciones?.
Que indecencia, vestir en camisa en verano y que pedazo de sudores se gasta nuestro monarca. Jesús, llámale la atención , anda.
Uno de ellos, en un arrebato glorioso, mantenía que quizás este era el comienzo del fin, la debacle par empezar a ver a sus señorías de la carrera de San Jerónimo con piratas y chanclas. Sinceramente no lo creo, pero por ejemplo el salón de plenos de este ayuntamiento se pone que parece un frigorífico, el gasto de energía en ese tiempo es una afrenta para los que no pueden pagar la luz en algunos barrios de nuestra ciudad, y eso se conseguiría estando un poco más relajados de vestimenta, que tampoco  en bañador, oiga.
Y por cierto, a los que yo no veo ningún decoro en la vestimenta es a los compañeros de trabajo de la prensa, a los que si he visto en chanclas y piratas en verano por las puertas de Capitulares, y en algunas ruedas de prensa, ¿será para indicarles a los entrevistados el respeto que les merecen?,  a ver si empezamos por enseñar el decoro a los propios antes de enseñárselo a los ajenos.
Esto si que es saber combinar a la moda, la Espe es que se las pinta sola,  no le hacen falta asesores de corbatas.
Y que esto no es noticia, pero la vamos a convertir. Sebastián, yo estoy contigo, aunque seas un sieso.

sábado, 23 de julio de 2011

¿A que derrota llegas muchacho?


Hace más de treinta años que leí este texto. Me impactó. 
Lo guardé en una carpeta. He tirado de él en algunos momentos de mi vida, para buscar en él razones. 
Estos días estoy repasando algunos de los contenidos de esas carpetas de archivo, para deshacerme de aquellos artículos que han perdido vigencia o que ya no son interesantes y de nuevo dí con él.
Estaba escrito en tiempos en los que la iglesia aún mantenia ciertos compromisos con los ideales de su creador y había "curas obreros", o gente como el cura Llanos, (el cura rojo) que apostolaba en el Pozo del Tío Raimundo en Madrid, donde muchos de nuestros paisanos cordobeses habían aterrizado en la gran urbe para ganarse el sustento. 
Eran momentos en los que una presencia muy importante de la Iglesia Católica española mantuvo una clericalización de la izquierda comunista, como parte de una concienciación social de la Iglesia, que como todos podemos ver, en nada ha quedado. 
En todo este camino hemos quemado tanto, que parece mentira que aún mantenga su valor y quizas lo haya recobrado con más intensidad.

Para que quien quiera lo lea y piense...
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Me ha angustiado tu carta de hoy, muchacho. ¡Te muestras tan seguro de ti mismo, te sientes tan gozoso de "haber madurado"! Te juro que he temblado al percibir esa punta de desprecio con que hablas de tus años juveniles, de tus sueños, de aquellos ideales que -dices- "eran, sí, hermosos, pero irrealizables". Ahora me explicas, te has adaptado a la realidad y, con ello, has triunfado. Tienes un nombre, una buena casa, un cierto capital, una familia... Exhibes todo eso como si fueran joyas en el escote de una dama. Sólo, en medio de tanto orgullo, se te escapa un diminuto relámpago de nostalgia al reconocer que "aquellos absurdos sueños eran, cuando menos, hermosos".
Tu carta ha evocado en mí un viejo texto del doctor Schweitzer que desde hace veinte años me persigue. Me gustaría que te lo aprendieras de memoria, porque puede ser tu última tabla de salvación:
"Lo que comúnmente nos hemos acostumbrado a ver como madurez en el hombre es, en realidad, una resignada sensatez. Uno se va adaptando el modelo impuesto por los demás al ir renunciando poco a poco a las ideas y convicciones que le fueron más caras en la juventud. Uno creía en la victoria de la verdad, pero ya no cree. Uno creía en el hombre, pero ya no cree en él. Uno creía en el bien y ahora no cree. Uno luchaba por la justicia pero ahora ha cesado de luchar por ella. Uno confiaba en el poder de la bondad y del espíritu pacífico, pero ya no confía. Era capaz de entusiasmos, pero ya no lo es. Para poder navegar mejor entre los peligros y las tormentas de la vida se ha visto obligado a aligerar su embarcación. Y ha arrojado por la borda una cantidad de bienes que no le parecían indispensables. Pero que eran justamente sus provisiones y sus reservas de agua. Ahora navega, sin duda, con mayor agilidad y menos peso, pero se muere de hambre y de sed."
¿Es cierto entonces que creer es tan terrible? ¿Vivir es simplemente ir abandonando? ¿Eso que llamamos madurez es simplemente ingreso en los cuarteles de la mediocridad?
Me gustaría amigo, que antes de exhibir tanto orgullo te atrevieras a repasar esa lista de seis batallas y te preguntaras a ti mismo a qué derrota llegas, seguro que de ahí deducirás que te queda de humano.

La primera batalla se da en el campo del amor a la verdad. Suele ser la primera que se pierde. Uno ha asegurado en sus años de estudiante que vivirá con la verdad por delante. Pero pronto descubre uno que, en esta tierra, es más útil y rentable la mentira que la verdad. Abres los ojos y ves como a tu lado progresan los babosos, los lamedores. Y un día tú también muchacho tiras por la borda la incómoda verdad. Ese día, muchacho, sufres la primera derrota, das el primer paso que te aleja de tu propia alma.
 
La segunda batalla tiene lugar en los terrenos de la confianza. Uno entra en la vida creyendo que los hombres son buenos (...) Y ahí ya está esperándonos el primer batacazo. Es una zancadilla estúpida o, incluso, una traición que nos desencuaderna el alma precisamente porque no logramos entenderla. Y nuestra alma, herida, bascula de punta a punta. El hombre es malo, pensamos. (...) El alma forrada de cuchillos es nuestra segunda derrota.
 
La tercera es más grave porque ocurre en el mundo de los ideales. Uno ya no está seguro de las personas pero cree en las grandes causas de la juventud: en el trabajo, en la fe, en la familia, en tales o cuales ideales políticos. Se enrola bajo esas banderas. Aunque los hombres fallen, éstas no fallarán. Pero pronto se ve que no triunfan las banderas mejores (...) Se descubre que el mundo no mide la calidad de las banderas sino su éxito. ¿Y quién no prefiere una mala causa triunfante a un buena derrotada?
 
La cuarta batalla es la más romántica. Creemos en la justicia y la santa indignación se nos sube a los labios. Gritamos. Luego descubrimos que el mundo nunca cambia con gritos y que si alguien quiere estar con los despellejados, ha de perder su piel. Y un día descubrimos que no se puede conseguir la justicia completa y empezamos a pactar con pequeñas injusticias, con grandes componendas. Ese día caemos derrotados en la cuarta pelea.
 
Todavía creemos en la paz. Pensamos que el malo es recuperable, que el amor y las razones serán suficientes. Pero pronto se nos eriza el alma, comenzamos a desconfiar de la blandura, decidimos que puede dialogarse con éstos sí pero con aquellos no. No pasará mucho tiempo sin que decidamos  imponer nuestra paz violenta, nuestras santísimas coacciones. Es la quinta derrota.
 
Quedan aún algunas ráfagas de entusiasmo, leves esperanzas que rebrotan leyendo un libro o viendo una película. Pero un día las llamamos "ilusiones", un día nos explicamos a nosotros mismos que no hay nada que hacer, que el mundo es así, que el hombre es triste.
 
Perdida esta sexta batalla del entusiasmo, al hombre ya sólo le quedan dos caminos: engañarse a sí mismo creyendo que ha triunfado, taponando con placer y dinero los huecos del alma en los que habitó la esperanza, o conservar algo de corazón y descubrir que nuestro barco marcha a la deriva y que estamos hambrientos y vacíos, sin alma.
 
Me gustaría que, al menos, te quedara esta angustia, amigo que hoy me escribes. Y que tuvieras aún el valor suficiente para preguntarte a qué derrota has llegado, muchacho.