domingo, 18 de abril de 2021

Idiosincrasia

 

Tengo 63 años, hoy es 18 de Abril de 2021, segundo año de pandemia. La incidencia sigue desbocada pese a los múltiples engaños estadísticos que cada comunidad autónoma se inventa para que su índice de incidencia acumulada no suba demasiado. Perdemos así la oportunidad de oro para que a la llegada de Junio el país estuviese en cifras mínimas que permitieran el inicio del despegue económico con el verano de por medio, ya que renunciamos hace tiempo a ser un país más que de servicios. Se necesita valentía y muchos arrestos para dar un golpe económico y echar abajo la economía que tenemos para que en el futuro no estemos como ahora. Pero va a ser imposible.

A cada opinión de epidemiólogo ilustrado, los medios de comunicación anteponen la del dueño de bar cabreado porque su bar se hunde. Para cada Margarita del Val que dice que hay que ser más restrictivos y apoya el no fumar en las calles, como salvoconducto para no llevar mascarilla, aparecen en tromba abogados y jueces dispuestos a tumbar cualquier norma porque atenta contra la libertad. (¡Cuantos crímenes se cometen en tu nombre!. (Mme. Roland)). Así es que estamos condenados a seguir empantanados en esta cloaca.


Pero tan solo voy a recordar una cosa a los “terraplanistas” que dicen que esto es nuestra idiosincrasia, por lo de vivir en los bares. Miren, con mi edad creo que he podido vivir perfectamente la transición de mi país desde la dictadura a la democracia. Soy hijo de un trabajador cualificado, o sea que no he pasado grandes necesidades en mi infancia. Cuando era pequeño, existían los bares, no se crean, haberlos habíalos, pero desde luego estaban en el escalafón de uso para ricos. Estaban las tabernas de barrio, para el uso de los trabajadores donde tomarse una copa de vino en la barra o en la piquera y alguna tapa de queso o aceitunas y poco más. Los bares con tapas, con comida eran más escasos y el acceso a ellos se consideraba “festivo”, o sea que tenía que ser una fiesta renombrada para poder acudir a ellos a gastarse el dinero. Recuerdo con cariño que, en el mes de Julio, mi padre nos llevaba a una freiduría en mi barrio donde podíamos comernos una ración de calamares fritos y hasta podíamos repetir, todo ello porque se había cobrado la extra de julio. Las terrazas también existían, pero comedidas a la amplitud del bar en cuestión, y ahí ya sí que te clavaban en condiciones.

Y de pronto, estos sociólogos de tres al cuarto, se me presentan diciendo que es que nuestra forma de vivir es esta, la de tener un bar cada quince metros lineales de ciudad, con terrazas que multiplican por mucho la superficie interna del bar, superficie de terraza debidamente acondicionada con mis impuestos y que ocupan de forma exclusiva ellos para obtener réditos económicos. (Dicen que la pagan, pero hagan cuentas de lo que cuesta ese terreno y verán como no la pagan). Y por supuesto el cómplice y necesario colaborador, el ciudadano de a pie. Que se queja y protesta de los impuestos, de la gestión política, de la sanidad, de las vacunas, de que está en paro y no encuentra trabajo, de… lo que ustedes quieran, pero que llena un dái tras otro las terrazas, y se gasta lo que no tiene, y se pone a dar voces porque no se entiende con tanta algarabía de mesas y en ese run-run de voces jode al vecino de arriba del bar que tiene que huir del piso, so pena de cometer un asesinato.

Y así nos va. Bares, bares, bares, no solo para que el turista gaste, ¡quiá!, los bares los llenan los autóctonos, que les han dicho o les han convencido de que esa es la forma de vida guay. Si no estás en el bar y te dejas ver por tus vecinos pues eres un ermitaño, y pase lo que pase, lo esencial no es tener servicios médicos abiertos y de calidad, lo que hay es que tener bares abiertos. Es nuestra idiosincrasia. Pues no, será nuestra idiosingracia, que me lo permita la RAE.



Se necesitan muchas agallas para cambiar esto en este país. Pero si no lo hacen, y pronto, más vale que vayamos cogiendo las maletas y emigremos, al menos los que consideramos que nuestro espíritu es otro: el del trabajo callado y honrado, el de la celebración cuando toca, el de ayudar al prójimo que lo necesita, el de pagar impuestos para exigir jubilaciones decentes, y no cobrar toda tu vida en negro para después exigir dignidad en la pensión que no has contribuido a crear. El de cumplir con las normas para poder exigir que los demás las cumplan, y no excusarse diciendo que nadie cumple aquí.

Se necesitan arrestos, y de eso no hay. Solo imitadores de dictadores fascistas y buenistas que piensan que tenemos salvación.

lunes, 11 de enero de 2021

Reflexión sobre Filomena y toooontooooo

Que estamos condenados a la extinción es una idea que cada vez se abre camino con más fuerza en la sociedad actual. Sin entrar en los condicionantes de la pandemia, que ya nos han dejado expuestos a la inquebrantable voluntad de la mayoría de idiotas que siguen haciendo caso omiso a las normas. Ahora nos llega un temporal de nieve que, de nuevo, nos arroja a la cara la insoportable levedad del pensamiento que atesora una gran parte de esta sociedad.

Trataré de ser telegráfico. Seguramente una buena mayoría de ustedes habrá visto cuando se anuncian huracanes en…un estado americano cualquiera.

Florida, por ejemplo, ¿qué es lo que hace la población en general? Se van a los supermercados compran y almacenan comida para varios años (exagerando claro), y luego se van a sus casas y las entabican como si no fuese a haber un mañana. Las autoridades avisan y se suspenden todas las actividades no esenciales. (NO ESENCIALES, eso no incluye ni a centros comerciales ni a bares y restaurantes). Algunos americanos, incluso tienen refugios preparados al efecto, pero eso ya queda dentro de la sofistificación americana.


Cuadro de texto: Noticia del día 7 de enero en El Pais




Pues bien, aquí avisan de un temporal de frío y nieve como no se había esperado en 50 años, y nosotros somos los más flamencos del mundo: “Que se cree la nieve que me va a dejar tirado   a mí”, “¡Bah!, ya será menos que son unos exageraos”, en fin ustedes seguro que pueden aportar muchas otras frases ingeniosas y dicharacheras. Y los responsables de los lugares afectados (les recuerdo… Florida, que no hay que dar la alerta en todo USA, solo en Florida y estados limítrofes donde se espera la incidencia) Aquí tocaba la autonomía capital y aledañas…, pues nada, no se suspende nada, (la sacrosanta libertad de mercados), todos a currar, comprar, pasear y a salir a las tantas cuando las carreteras ya están impracticables, sin medios (cadenas, neumáticos de invierno..) y si nos quedamos atrapados nos dedicamos al deporte nacional…criticar.

Así, lo que podría haber sido una anécdota se convierte en algunos sitios en caos. No había máquinas suficientes para quitar nieve, porque las colapsaban los propios vehículos de los que volvían sin necesidad de ninguna parte y se habían quedado atrapados, que no se habían preparado para ello (que no se podían haber cerrado muchos sitios el mismo viernes por la tarde, porque se perdían ventas de rebajas y eso es un pecado capital), y entonces colapsamos los centros neurálgicos e importantes. Y nos quejamos de que empleados de esos centros comerciales se quedan atrapados en los mismos. Y que no tenemos alimentos, y que los árboles se caen por la acumulación de nieve…

Y si seguimos en el ajo, pues les decimos a la gente, ya con el caos encima, que por favor no salgan a las calles, salvo para lo imprescindible, y allí vamos los flamenquitos a darnos nuestra vuelta por la nieve, (que si lo hacemos un momento y con todas las precauciones es hasta normal) pero no, nosotros además salimos a pelearnos a bolazos en medio de la ciudad, a ver quién graba la estupidez más gorda para colgarla en las redes, escurrirnos y partirnos piernas y brazos para colapsar aún más los hospitales. 

Y si no hay nieve en mi casa, caso de Alicante, cogemos los coches y nos vamos a la sierra a ver la nieve y tirarnos bolas…y nos quedamos atrapados 14 personas en la sierra, que tienen que cortar las carreteras y empezar a rescatar gente, para entretener a los que tienen que hacer eso, que están ociosos en pleno temporal...es ironía.


 

Pues nada a seguir criticando, que es lo único que hacemos bien en este país. Nadie se mira el ombligo y piensa si no podría haber actuado mejor, o tomado mejores medidas de autoprotección. Que es la más básica, la esencial. Que nadie piense que otro va a pensar en mi mejor que yo mismo. Si no, estamos abocados a la idiotez de tener que poner en los gorros de baño de los hoteles la leyenda obligatoria que ya he visto en algunos lugares: “este gorro es solo para cubrir el cabello del agua de la ducha. No utilizar cubriendo la cabeza completa bajo riesgo de asfixia” falta el epíteto de Mota…Tooontooooo

 

domingo, 3 de enero de 2021

 

Quiero ser finlandés

 
Finlandia, il paese più felice del globo

Hace algunos años que estuve en Finlandia, y desde entonces me enamoré de su forma de entender la vida. Hace mucho frío allí, es verdad, el clima puede ser detestable, pero quizás sea lo peor que se pueda sobrellevar. Por lo demás, estamos a años luz de su forma de ver la sociedad, la familia, la educación, la economía…la vida en definitiva.

Porque de lo que me he dado cuenta desde Marzo para acá, es que no quiero es estar en un país donde por esta catástrofe de magnitud mundial que se llama pandemia COVID 19, he visto como le saltaban todas las costuras sociales, económicas y políticas, para dejarnos desnudos frente a lo que realmente somos. Un “excremento” de país, que diría Forges.

Es cierto que algunos se salvan, bien por ellos, pero desde luego no son siquiera mayoría. Así es que me ratifico, quisiera que me diesen la nacionalidad finlandesa aunque sea testimonial. Quiero pagar mis impuestos allí, aunque tenga que vivir aquí.

No quiero que mis impuestos alimenten a una clase política autonómica, (este país no ha declarado ningún 155 en pandemia contra ninguna autonomía ¿eh?) que ha permitido, sálvese el que pueda, que más de la mitad de los muertos sean personas mayores ubicadas en residencias gestionadas autonómicamente, que se han convertido en un “nicho de negocio” obviando que con lo que mercadean es con las vidas de sus “clientes”.

No quiero que mis impuestos alimenten el odio y la fragmentación de un país cuya clase política “nazional”, no ha visto la magnitud de lo que está pasando, solo han visto una oportunidad de tirarse a degüello para ver si cogen el poder de forma “golpista”, vamos… “a su manera”. Porque en este país los únicos facultados para hacer “patria” son los nazis, si no están ellos en el poder, los demás son bolivarianos y rojos susceptibles de ser fusilados.

No quiero que mis impuestos alimenten una casta de portadores de sables, que siguen anclados en la añoranza de las dictaduras y los fusilamientos en las cunetas, mientras disfrutan de prejubilaciones generosísimas a las cuales ningún periodista o político que se precie se refiere cuando critican las prejubilaciones de empresas.

No quiero que mis impuestos alimenten una monarquía desahuciada de facto por los hechos. Que es cierto la presunción de inocencia, por supuesto, pero que también es insoportable el ver como se pretende rechazar la investigación judicial amparándose en una inviolabilidad “constitucional” que a todas luces representa un derecho de pernada que yo personalmente no le consiento a nadie. Allá el que quiera defenderlo, aunque yo propondría a los defensores del emeritísimo, que para más loor y gloria coronaria les ofrezcan a las mujeres de su familia, para que las “honren” ejerciendo el tal derecho.  

No quiero que mis impuestos alimenten a los cómplices de esa monarquía, que no son ni más ni menos que cada uno de los jefes de gobierno que han existido en esta democracia, Suarez, Calvo Sotelo, Felipe, Aznar, Zapatero y Rajoy. Todos ellos, así como los directores de las cabeceras periodísticas de este país, desde El País, hasta La Razón, pasando por el ABC, de estos años atrás, por haber encubierto los desmanes y tropelías cometidas por el jefe de la casa real. Los que están muertos se librarán, pero los demás, que pasen por un juzgado para dar cuenta de sus actos, si el otro es inviolable, éstos no lo son.

No quiero que mis impuestos alimenten a las hordas de irresponsables civiles que, haciendo caso omiso de las recomendaciones para combatir la pandemia se han lanzado a una vorágine de actos, en los que se han visto contagiados y han utilizado los servicios de salud que seguramente la mitad de ellos no pagan. Y sin embargo y por razón de edad, me puedo encontrar en la situación que, habiendo sido respetuoso con las leyes y normas, si me viese en la situación de tener que ser intubado en una UCI y hubiese uno de estos borricos de menos edad y muchas menos ideas, en la misma situación, lo intubarían a él y no a mí.

No quiero que mis impuestos alimenten a quienes forman parte del vandalismo social al que se nos somete cuando se revientan centros de diagnóstico y se esparcen los PCR por los suelos, o se gritan consignas de libertad y terraplanismo, o se celebran fiestas ravé, discotecas y bares pro contagio, o bodas y entierros étnico/religiosos de 300 comensales donde se pasan por el forro de sus costumbres las normas, pero bien que exigen que se les atienda del diez en los centros de salud. No quiero multas para todos estos, solo quiero una lista con los sancionados y de su entorno inmediato y si deben de acudir a un centro de salud u hospital, por una causa normal; infarto, ictus o lo que sea, se les atienda, pero que, si es en caso de contagio por COVID, que se les derive a un centro de reclusión para pasarlo lo “mejor que puedan”, pero sin gastar dinero público en quienes no creen en los sistemas que nos damos para regular nuestra convivencia.

No quiero que mis impuestos alimenten a quienes escudados en una falsa idea de libertad, cuando han sido ellos los que nos han subyugado más las idems, ataquen a todo lo que pueda parecer sospechoso de atentar contra ella, y así somos el único país donde la descarga de la aplicación móvil para controlar la pandemia es más baja. Y mientras se dejan enganchar sus datos personales en los móviles por cientos de empresas. Es la tecnología, estúpidos.

No quiero alimentar con mis impuestos a quienes no sé porque narices no dan los datos de la pandemia en fin de semana, porque seguro que trabajan de 8 a 3 nada más. ¿Es que el virus no ataca en fin de semana?

En definitiva, estoy acabando asqueado de tantos y tantos que solo son capaces de mirarse el ombligo sin ver a la tribu, al colectivo, es lo que tiene este mundo singular y libre, que cada cual debe mirar por sí mismo, es lo que enseñan, y así nos va.

Hace mucho frío en Finlandia, si, pero a mi es este país el que me deja helado.


lunes, 6 de julio de 2015

LA SANTA CRUZADA y los hooligans

Cada vez escribo menos, es verdad, pero es que me desborda la realidad y como tengo que ganarme las habichuelas a diario pues como que no me apetece después de la dura “jorná”, ponerme a teclear, para que al final lo único que haga sea esparcir mi bilirrubina por internet.
He aquí al nuevo Doctor House de la ciudad, el Reina Sofía abocado al cierre

Pero hete aquí que un magno acontecimiento en esta ciudad hipócrita ha desatado los fuegos del averno, que yo creo que la ola de calor es tan solo el preludio del infierno con el que nos amenaza una especie de personajes fóbicos por la retirada de un bello y oscuro cuadro de San Rafael.
Y todo porque según una constitución a la que respetamos poco o nada, y que tan solo se enarbola para pedir cabezas si le pitan al himno nacional en un partido de futbol, o se pretende abortar, no vale para nada si de abordar con tranquilidad la laicidad de las instituciones se trata.
Ante tamaño despropósito se han levantado, como era de esperar, los malos perdedores de la rancia y abúlica derecha cordobesa, cosa que entraba dentro de la lógica. Pero además de ellos y en furibunda procesión se han encaramado una “hartá” (aspírese la h) de variopintos personajes de la localidad incluyendo desde deportistas de medio pelo que llegaron a muy poco y tan solo porque los patrocinaba su jefe, hasta más de uno que dice ser republicano a grandes voces, pero que inmediatamente montan un grupo de facebook y arremeten en los medios locales contra esa decisión de quitar símbolos religiosos de las instituciones. Por cierto, con la demagogia baratísima de que lo importantes es el empleo y no los cuadros, cosa que tienen razón, pero que tampoco nos van a caer más parados sin el cuadro de marras.
Pues aquí a mi tan solo me cabe alguna reflexión poco ortodoxa, claro.
A San Rafael lo elevaron de categoría de Arcángel a Custodio por haber sacado a la ciudad de una epidemia en el Siglo XVI. Hecho que como todos sabemos está científicamente demostrado por las miles de autopsias hechas en la fecha por los eminentes forenses del CSI de aquella época. O sea que es una creencia de fe. Y la fe es algo íntimo y personal, cuestión que aquí no parece entenderse. ¿Es lógico que la ciudad se colapse por celebraciones donde la gente se viste muy extrañamente y se critique de la misma manera la marcha del orgullo gay en otra ciudad por lo mismo?.
Espero sinceramente que basados en esa fe, todos esos magníficos “titantos” mil cordobeses que idolatran la efigie o el lienzo, tengan a bien dejar de acudir a los servicios médicos públicos y sigan encomendándose al titular de la parroquia a la que asola la soledad a diario, excepto en la fecha del 24 del 10. Trasladen sus cuitas allí y dejen limosnas abundantes para que se curen. Seguro que se lo agradecerán, y el resto de los usuarios también. Hasta seguro que los de las funerarias apuestan por ello.
Vivimos una involución en la que la religión cada vez juega un papel más determinante, y en vez de aprender más, cada día sabemos menos. Y frente a un responsable de la iglesia aperturista, nos encontramos a toda esta ralea donde tocar un cuadro que se está destrozando desde el punto de vista artístico, en vez de estar en la contemplación de los amantes del arte sacro, representa una afrenta intolerable.
Ambrosio acabará como Juana de Arco como el KKK se empeñe
Desde luego que la ciudad y sus munícipes tienen que ir a por los problemas graves, pero aplaudo que también las formas cambien porque quiero a un cabildo neutro y respetuoso, pero no adorando públicamente y con coste de mis impuestos a una creencia. Esto es constitucional, señores, todos los demás los titantos mil, son tan hooligans como los que pitaban el himno en el partido de final de copa. ¿Se oyen a ustedes mismos?