miércoles, 22 de septiembre de 2010

Perros en la ciudad

Ni siquiera he estado de vacaciones, de verdad. Pero es que se me hacía mucho muro el contemplar la pantalla en blanco, así es que por disciplina me pongo de nuevo a ello. Y no es que falten temas, esta pequeña ciudad provinciana da mucho juego para casi todo, pero es que, de verdad, muchas veces creo que escribir para desahogar y poner los conocimientos propios y las opiniones si no son para cambiar algo, me da una senscación de inutilidad.
Quizas sea la edad ya.

El caso es que tenía este titulillo anotado para hablar de ese cambio social que se ha producido en nuestro entorno, y de ello extraer algunas conclusiones. No es que yo vaya ahora a descubrir ninguna teoría sociológica, pero en ello ando. 
El caso es que he viajado a dos paises distintos en poco tiempo, uno del llamado mundo civilizado y otro del tercer mundo, o de los ahora llamados en vias de desarrollo, o para los jugadores de bolsa, paises emergentes.
En ambos casos he comprobado sobre este particular una situación que a mi me maravilla de nuestra ciudad. 
En los dos casos los perros en los hogares están muy limitados. En el caso del pais con mas PIB y renta per capita que nosotros, "porque los perros no son para las ciudades, los poseen los que les pueden dar unas condiciones de vida aceptables en fincas de campo" (textual de mis recopilaciones de conversaciones con los lugareños). En el caso del país en vías de desarrollo; "los perros son animales para el pastoreo, así es que los tienen los pastores que pueden mantenerlos, es una aberración mantener animales sin utilidad mientras nuestra gente pasa hambre". 
Aquí, sin tener los medios económicos del vagón de cabeza, alimentamos a miles de perros, entiéndanme en el sentido biológico literal de la palabra. 
Perros cuya estancia en nuestros hogares se hace via sentimentalismo, niños para reyes magos, o un mal entendido animalismo, que nos lleva a prodigarles trato humano y atenciones mejores que a muchos humanos. 
Eso nos lleva a tener la ciudad mas densamente poblada de cacas de perro por kilómetro cuadrado del mundo mundial. Eso sí, no le diga usted esto a ningun propietario de cánido porque le dira que él siempre lleva la bolsa de plástico en la mano para recoger lo que su compañero/a de vida le de por dejar en la vulgar rue. Jamás mi perro se ha hecho nada en la calle, sentencia.
Y consta que es así. Me he dedicado en algún rato libre de este verano a ver como mis vecinos sacan a sus cancerberos particulares al paseo matutino y vespertino. En todos los casos la posición de la bolsa de recogida en la mano derecha o izquierda según maneje la correa o sin ella también, es inexcusable. Yo creo que hasta les queda bien.

Imitando al inigualable maestro Félix, la situación es la siguiente: Paseo del retozón animal por la calle, olisqueo a diestro y siniestro, pequeño alzamiento de pata con meadita marcadora del territorio en el tapacubos del coche aparcado, apertura de las patas traseras tras mirar compungidamente al amo/a, y zurullo que te crió en el acerado municipal. 
Ante ello la actitud del amo/a, puede circunscribirse a las siguientes pautas: Mirada inquisitiva de 360 grados en busca de predadores visuales, y en función de la misma dos acciones: A) comprobación de la impunidad del acto por ausencia de predadores visuales, ergo achuchón al can y tirón rápido de la forma de amarre para huir del lugar en menos de dos minutos. B) descubrimiento con dolor y resignación de la presencia de algún otro humano en las proximidades que ha visto el zurullazo, ergo agacharse tras el desaguisado y recogida con mas o menos asco de la deposición envolvimiento del plastico invertido y achuchón al can de la misma forma en busca de la papelera más cercana.
Y así andamos. 

Ni siquiera voy a entrar en disquisiciones más allá. No comulgo con esta población perruna exageradamente amplia cuando hay más necesidades que cubrir, hay casos excepcionales de compañias para personas mayores, enfermos o necesitados de su ayuda. Pero esos padres fláccidos que yo llamo, que al capricho del infante/a de turno caen en la compra del perrito porque es un regalo de navidadnochebuenareyesobuenasnotas se ven luego arrastrados al paseo matutino y nocturno de deposiciones, porque una vez pasado el momento de euforia, al niño le importa un carajo el pobre animal. 
Ese debe ser su castigo, que compartimos el resto de ciudadanos/vecinos escuchando el aullido del pobre animal encerrado en el piso cuando la familia se va de perol, o de fin de semana, o pisando sus excrementos si te despistas un minuto en tu circulación por las aceras de la ciudad.
Animales que son. 




2 comentarios:

  1. Pues ya me tenias preocupada vaquero, que cuando faltas mas de dos semanas me da por pensar si ya te cosieron a balazos por tus trampas con el poker o si sufres un coma alcohólico por otro rechazo de tu Chihuahua Pearl. Claro que a tu edad, el día menos pensado me pegas un susto de verdad…

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  2. Maravillosa existencia la de este animal que da todo su cariño a cambio de nada. Que perdona su paseo diario por acurrucarse junto a un miembro enfermo de su familia humana, que se las ingenia para conseguir que le persigas jugando hasta llevarte al cuenco que se te olvidó llenar de comida. Presencia las broncas familiares con resignación sin rechistar ni malmeter y sabe reconocer la tristeza en sus dueños.

    En nuestra sociedad el pobre can no tiene ya entorno natural para hacer sus cositas sin dejar rastro y aromas pestilentes, pero a fin de cuentas son animales. ¿Que hay mucho dueño cerdillo? Pues si los hay, muchos. Pero si el dueño lleva la bolsita en la mano, ten por seguro que su intención es utilizarla. Aunque no hace falta tener perro para dejar guarreridas por la calle, llámese las resultas del botellón del fin de semana, con sus aromáticos efluvios de micciones y descomunales vomiteras; y que me dices de la idílica imagen del deportista aliviando sus bronquios en pleno partido? práctica tan imitada por mortales de a pie.

    Acariciar a un perro satisface la necesidad humana de contacto y disminuye la ansiedad. Desarrolla en los niños la capacidad de cuidar a otros. Estudios han demostrado que los dueños de perros son más sanos físicamente que los que tienen gatos. Tienen mejor tensión arterial y menores niveles de colesterol y el olfato del perro puede detectar la existencia de melanomas malignos. Tranquilizan a los esquizofrénicos y son los ojos de los invidentes.

    Si los padres son firmes, el perro convertirá al niño en un ser más responsable. Mi hijo se ocupa desde los 12 años de todas las necesidades de nuestra mascota: pasear, alimentar, asear, medicar, ejercitar y darle juego. Ella a cambio nos da cariño a todo el que se le acerca. Hace poco hemos perdido a una mascota y el niño, ya hombrecito, tras el consiguiente duelo (de todos), ha pedido otro perro porque, según sus propias palabras “tiene la necesidad de esa obligación”.

    Es sin duda el animal que más cuida al ser humano.


    Por alusiones.. Un fuerte abrazo, motero!

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