Corrupción en política

Ya tenemos el enésimo caso de corrupción en lo alto de la mesa: Gürtel, que suena a cerveza alemana. Pero con resabios. O que deja bigote con la espuma, mejor dicho.

Y aunque puede que entre en otro artículo en la cínica manera de mirar para otro lado o esperar a que los amigachos de la justicia le hagan el trabajo sucio al partido perdedor, hoy solo quisiera desde mi humilde perspectiva ahondar en una cuestión que no es vana para que se den estos casos.

La corrupción de los altos funcionarios.

Evidentemente no es generalizada, pero abunda. Miren, la mitad ( y me quedo corto) de los que se dedican a la política son bastantes torpes en el manejo de la administración pública, salvo casos de profesionales de la política, (demasiados), que consiguen entender los intríngulis de la cuestión pública por aburrimiento del pasar de los años, los que saben de montar expedientes, preparar pliegos, y adjudicar obras son los funcionarios, que además tienen una supervisión exhaustiva por parte de Interventores y Secretarios.

Sin una mínima cooperación por activa o por pasiva de alguno de éstos, el fraude a lo público resulta imposible.

Y créanme, mi conocimiento de lo público municipal me da para conocer algunas corruptelas de pequeños grados que sin llegar a ser Rocas, son Chinorros de molesta especie, que abotargan la vida pública sin hacer ruido pero llevándoselo calentito.

Lo curioso es que estos quedan casi siempre impunes, salvo como en el caso de El Ejido donde el Interventor también ha caído. Pero "no es del Cuerpo Nacional", se apresuran a piar los corporativistas. Y si lo fuese no pasaba nada, porque esa especie de realeza de baja ralea, siempre se las apaña para limar lo justo sin que se note demasiado.

Esperen a que les diga en una próxima entrada como se puede preparar un pliego de condiciones, en condiciones, para que se lo lleven los amiguetes que teníamos pendientes de devolverles un favor.