viernes, 16 de abril de 2010

La moto y la libertad

Como ya he declarado anteriormente, fruto de mi anterior existencia como sudista reconvertido y jinete solitario, me ha debido de quedar esta afición a montar en moto. 

La moto, mi moto, todas aquellas que han pasado por mis manos y mis piernas, han tenido un destacado papel en mi vida, y a ellas he unido muchos sueños y algunas horas de horizontes azulados, y cintas de asfalto soñadoras.
Cuando alguien te pregunta que porque vas en moto a tu edad, (me deben de ver viejo ya), les respondo que quizás porque es lo que me queda de rebeldía. En esta vida, hacemos grandes concesiones a nuestra libertad. La sacrificamos en aras a la seguridad, la estabilidad, la familia, los niños, el piso, y mil cosas más, todo eso nos va dejando arañada el alma. 

En mi caso la de aquel imberbe que se sentaba en las barandillas del polideportivo del sector sur las tardes de verano, con Diego, José Luis, el Juanma, y alguno más a ver como se paraban en la venta Mariano aquellos turistas arrojados, que de paso por la nacional cuatro paraban a hacer noche allí con algunas motos que, para nosotros, tierra de montesas impalas y bultacos metralla, nos parecían de otro mundo, de hecho de un mundo en cuatro tiempos; BSA, Norton, Triumph, Kawasakis, alguna Yamaha… 
Por eso, en un arrebato, cuando perdí a mi padre y vi que también a mí se me perdía la vida volví a comprarme una moto, que es incómoda, peligrosa, poco estable, donde te azota el viento, te da frío en invierno y calor en verano, te quedas hecho un cuatro tras doscientos kilómetros, y los hombros se te cargan, mientras el casco no consigue aislarte totalmente del ruido exterior. 

Pero… ¡que sensaciones te guarda!, es un ejercicio de concentración extrema, liberas adrenalina intentando salvarte de los enlataos que parece que tengan algo contra ti, la libertad en medio de la ruta es máxima, no buscas los recorridos más cortos, sino los que más curvas tienen, y la máxima “lo importante es llegar”, se convierte en “el placer no es llegar, es el viaje”. Por eso tengo moto, porque no me gustan los corsés, porque aún me queda ese gramo de rebeldía que me impide aceptar las cosas; “porque son así”, porque es lo que más me recuerda que sigo vivo, pero también que puedo morir, y por eso, mientras me queden fuerzas para llevarla y manejar sus 200 kilos en canal, me subiré a ella y trataré de encontrar esa carretera por la que nunca circulé, encontrar ese amanecer que siempre es distinto aunque lo veas en el mismo lugar cada día, o galopar hacia cualquier parte con la certeza de que nunca se va a ningún sitio.

4 comentarios:

  1. Mike, veo que te has modernizado cambiando el caballo por la moto, pero aún recuerdas el olor a avena de los veranos de juventud.

    Que bonito contraste y que entrada mas conmovedora ésta.

    A mi, que soy motera novata (en realidad, paquete), me has provocado la ensoñación de ser la que lleva las riendas de mis caballos y motor en V y cabalgar hacia ningún sitio, por el mero hecho de escapar concentrada sólo en el viaje. Dejando el equipaje atrás y los fantasmas dentro de las maletas.

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  2. Supongo que de aquellas cabalgadas junto a mis inseparables, red neck y mc clure, en esta reencarnación a falta de caballos ensillados, me he adaptado a los tiempos.
    Pero nunca cambia el afán de descubrir nuevas rutas, como en la pista de los sioux, y aunque hay pocas rutas como en el salvaje oeste, si piensas que hay salteadores de cartera que suelen vestir de verde, algunos con carretas que te intentan descabalgar, y postas en el camino donde te pueden acuchillar el estómago y también rajarte lo poco que te quede de cartera, podras colegir conmigo que tampoco han cambiado tanto las cosas, solo los aspectos externos. Y como en mis tiempos, los indios apenas si son culpables...

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  3. ¿Que tendrá este veneno que llevamos dentro?...

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  4. Lo ignoro solitario amigo de la ruta, pero está claro que seguimos nuestros impulsos, el pulso de la vida, que obliga a arriesgarla, para poderla ganar, para poderla vivir.
    Rafagaaaasssss desde el califato.

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