La vida es sueño (San Pablo coffee house)

Uno no es que sea indiscreto, es que la gente tiene la mala costumbre de hablar demasiado alto.

Hace unos días, estaba tomando un café en el establecimiento hostelero de refugio político por excelencia de Córdoba, frente al edificio de capitulares. Y allá estaban reunidos algunos de los concejales preclaros que conducen esta ciudad. En concreto del grupo gobernante más a la izquierda.

El grupo estaba debatiendo en voz alta sobre resultados electorales, y elucubraciones de futuro, cosa curiosa cuando aún quedan casi 14 meses para los próximos comicios.   

Esto es como si en mi trabajo me pongo a pensar en la jubilación, vamos, que en vez de pensar en lo que tengo que resolver hoy me pongo a pensar en los futuros inextricables, o en lo que haré cuando me jubile. 

Mala manía la de estos especímenes. Si tardan casi un año en aterrizar en el puesto, dos años en poner orden e iniciar proyectos, imposible que puedan ver algo hecho porque el último ya veo que se lo pasan calculando el futuro. Eso es pésimo. 

Pero lo que ya me desconcertó del todo, es que entre sus aseveraciones, había algunas del calado de "las próximas elecciones volvemos a la mayoría absoluta" "la salida de Rosa, nos beneficia, porque había mucha gente de izquierdas que no la quería y ahora nos volverá a votar".

Como me permití escribir antes sobre los posibles resultados de esas próximas elecciones, no pude menos que sonreirme ante mi taza y pensar en cómo se puede uno autoengañar de esa manera.

La única posiblidad de la izquierda en Córdoba pasa por una asistencia masiva a las urnas, que permita equilibrar el disciplinado voto de la derecha, (el domingo de votaciones, primero a misa y luego a votar). 

Pero eso es casi utopía. Los votantes de izquierda, primero se habrán dado a la juerga el sábado, se levantarán tarde el domingo de los votos, con amplio dolor de cabeza, y pensarán: "Si estos cabrones no son lo suficientemente de izquierdas, si es que no les han socializado las tierras a los ricos, si aquí los del "probe" Miguel se lo han llevado todo con nuestro beneplácito, si el Sandokán se ríe de nosotros, si además estamos peor que nunca, si la semana santa ¡nos va a comer! que sacan ya a los santos un día si y otro también, si es que..." y culpando de todo a los cercanos municipales, sentenciará senequista: "que los vote... su padre". 

Y consumatum est. 

Por favor, ¿cómo se pueden permitir los i-rresponsables políticos frivolidades de ese tipo?. ¿Es que viven de espaldas a la calle?. Yo me paseo a diario por la ciudad por motivos laborales. Y seguro que ustedes también queridos lectores, y no me van a negar que la corriente pepera hace estragos, como el río este año. El discurso de que ellos si son eficaces (aunque sea en llevarse la pasta y correr), parece que cala (en pocas palabras porque es lo que cada uno piensa que haría), y estos siguen pensando que el ombligo del mundo son ellos.

A lo mejor hay dos que no votaron izquierda porque estaba Rosa, Rosae, Rosa, pero es que tampoco van a levantar su culo gordo del asiento para ir a votar a Ocaña, aunque lo pinten de...rosa.

Eso sí, así tendrán luego cuatro años para poder critucar en la barra del bar, que es lo que se nos da de p.m.