El país sufre un nuevo ataque de las fuerzas nacionalistas. España se rompe una vez más, Zapatero es "fulfable" (que diria mi admirado forges), los toros son de interés general, ...todas estas lindezas se las estarán ustedes tragando en estos días. Definitivamente esta piel de toro, sufrida y renegrida por el paso del tiempo, sigue siendo esquizofrénica y lamentablemente insustancial.
Con lo que nos esta cayendo en el ámbito de la supervivencia diaria, con las dosis de pérdida de empleo que desangra la economía, no hay tema más importante que decidir ahora si uno es pro o anti taurino.
Pues nada, empecemos por lo principal; me declaro respetuoso con la celebración de las corridas de toros. O sea que no me importa que las celebren o en su caso tampoco me importa si no las celebran. Si tengo oportunidad, tiempo y dinero, no me disgusta acudir a un coso a ver una buena faena, aunque debo reconocer que he sobrevivido más de sesenta años, y en ningún caso me ha provocado daños irreversibles no acudir a los toros si no podía o quería. Ni un resfriado, ataque de tos o una mala noche por eso, oiga.
Y quede constancia también de que la llamada fiesta de los toros está en franca decadencia porque cada vez más el enfado al salir de las plazas es mayor. Y la media de edad que me he venido encontrando es de la mía para arriba, o sea que al no haber gente joven en esto poco futuro queda, cuando nos muramos mi generación, plaf.
Y quede constancia también de que la llamada fiesta de los toros está en franca decadencia porque cada vez más el enfado al salir de las plazas es mayor. Y la media de edad que me he venido encontrando es de la mía para arriba, o sea que al no haber gente joven en esto poco futuro queda, cuando nos muramos mi generación, plaf.
Me aficioné a los toros porque en mis tiempos habia pocas diversiones y mi padre me llevaba a las nocturnas de los califas. Esto en una España pobre y subdesarrollada era un escape, si tenías valor y otras cosas, podías ser torero y escapar de tu destino. Y además me subyugó leer la trilogía de La Busca, Mala Hierba y Aurora Roja, y aún me estremece el recuerdo de las andanzas de Manuel por el Madrid de principios de siglo pasado buscando sobrevivir. Sangre y Arena también ha caído por mis ávidos ojos de lector, he leído magníficos fragmentos de novela hispano americana con relatos detallados de las peleas de gallos (por detallar espectáculos de alto grado de crueldad animal). Y hace también algún tiempo releí “O llevarás luto por mi”. En este afán melindroso de no hacer ningún daño y de todos somos buenos, espero que no las prohíban también para evitar que futuros lectores puedan sentirse siquiera atraídos por la bárbara costumbre patria.
Canarias llevaba ya muchos años sin celebrar este espectáculo, y no por ello los PPeros que se rasgan hoy las vestiduras, que además promocionaron allí esta iniciativa, a través del diputado popular Miguel Cabrera Pérez-Camacho, le han quitado a este un ápice de sus razones ni litigaron la nominación de bien de interés cultural. ¿Es que Cataluña es distinta de Canarias?. Pues salvo en el caso de la insularidad me merecen tanto respeto unos como otros. Y por supuesto no he visto que pidan la excomunión del mismo, o su cuelgue (el del diputado) en el mástil de la bandera nacional de Plaza de Colón, frente a la sede de Génova. O la paradoja de IU que en Córdoba tiene entre sus filas a amantes de las corridas con abonos anuales, pagados de su bolsillo, y en Cataluña, votan que no. Que echen a Marcelino e Igualada del ayuntamiento, por ejemplo.
Pero este país de estupideces abre ahora una nueva batalla, un nuevo frente en el que poder volcar las frustraciones y ataques de cuernos de cada cual.
Solo quisiera dejar algunas reflexiones que me gustaría exponer aquí para el debate.
No siempre el progreso significa avances, eso es algo que lamentablemente vamos a sufrir en el futuro inmediato, donde progresaremos hacia atrás.
No creo en la bondad intrínseca de los seres vivos, esto ya no es ni Rousseau, no me refiero solo a los seres humanos, es que hay algunos que no han visto un animal en su vida y piensan que los animales son bondadosos y se parecen a los de la película “madagascar” y me remito a las pruebas:
Los animales son lo que son y están mejor sin que los humanos les molestemos.
Las discusiones bizantinas de este tipo solo se plantean, como dice un amigo nigeriano: “en países como el tuyo que están hasta el cogote de comer y tirar comida, y las plantean quienes están cobrando un sueldo seguro. En mi país como lo importante es buscarnos la vida cada día para poder sobrevivir, ni nos planteamos estas cosas.”
Existen fiestas locales y regionales con animales como protagonistas cuyo sufrimiento es infinitamente mayor que el que pasa el toro en la plaza, y cada año veo alguna salvajada más que se une a la lista.
Puede que el parlament haya votado en contra, pero no los he visto ágiles en la convocatoria de un referéndum como con la independencia, puede que a lo mejor no les saliesen las cuentas tampoco.
Creo que nuestra sociedad cada vez menos está preparada para ninguna situación dura. Cada vez más somos más pusilánimes y delicados, y eso incluye la poca aceptación de la muerte como hecho. Tanto de animales como de personas.
Creo en la libertad en casi todo. Por lo tanto no se si el efecto de esta acción moralizante será el deseado, o despertará el interés de tantos y tantos que ni sabían que en Barcelona se celebraban corridas de toros. Lo prohibido da morbo, a lo mejor ahora les dan alas (véase la parte comercial) a corridas en la clandestinidad, como las peleas de gallos.
Qué difícil es ver este panorama y no descojonarse un mucho. Sobre todo por la trascendencia que se le quiere dar a todo. ¿Que no quieren corridas?, pues que no las haya, ¿que las quieren? pues que se corran con mis parabienes. Y vamos a dedicarnos a lo importante no a lo folklórico.
Joé que caló.