martes, 26 de julio de 2011

Las corbatas y el honor nacional


Se ha desatado una extraña polémica en los diarios locales especialmente en El Día, a cuento de la actitud del ministro Sebastián de aparecer sin corbata en el hemiciclo. Debe ser la serpiente del verano, aunque este verano está teniendo suficiente enjundia de noticias como para no tener que recurrir a estas memeces. Ya he leído dos columnas de opinión, una de Jesús Cabrera y la última hoy, de Joaquín Pérez Azaustre. Quizás del primero lo esperaba, por su forma particular de ser y pensar, pero si me sorprende que entre a este “trapo” el último.

La situación, por si no la conocen, es que el citado ministro se presentó en el congreso de los diputados sin corbata, y Sor Bono se lo recriminó en público. Como si no hubiese más cosas que recriminarles a sus señorías que el ir vestidos acordes a uan forma de pensar, y no con con una idea del decoro personal, que puede basarse en algún libro de estilo que empieza a estar trasnochado. Como si los espectáculos que nos dan los de la corbata no son poco ejemplarizantes, encima ahora lo hacen sin corbata y eso ya no se puede consentir.
De este hecho han derivado dos columnas, sobre las que ya no puedo callar y apelo a un poco de sensatez antes de irnos a estos medios para lidiar tamaña afrenta al honor nacional. (me recuerda a aquellos tiempos donde el honor de las familias estaba en el himen de las mujeres de la misma).
De la lectura del artículo de Jesús Cabrera, poco menos se podía deducir que era una afrenta pública lo que hacía Sebastián, (no sé si es que en estos días aquí todo lo tocante a la palabra Sebastián está muy tierno…), pero creo que fijar el honor, el respeto a la cámara y ¡sus ujieres!, (esto es de Azaustre) en el uso de la corbata me parece que raya lo demencial.
Este sin corbata, el respeto debido a la afición que le paga, ¿dónde se le queda?, y además se lleva premio sobaquero
Vengo defendiendo desde hace años, como aprendiz de conocedor del protocolo, que me parece una aberración el pretender unificar el protocolo en nuestro país, exigiendo a los personajes públicos de Despeñaperros abajo, la misma indumentaria que a los catalanes, por ejemplo. No es lo mismo inaugurar obras en el Puente Romano de Córdoba a las 17 horas de un mes de Julio típico, que otro puente en Tarragona a la misma hora y el mismo mes. En el caso cordobés se consigue que los personajes públicos aparezcan ridículos con unos lamparones de sudor en sus camisas que ya quisiera José Antonio Camacho para sí.
Ya los ingleses, que son gente viajada, y que tomaron mucho mundo, adaptaron sus estrictas normas de vestimenta según el país en el que ocupaban, así los famosos pantalones “bermudas” son una desviación del uniforme protocolario y que es el oficial de ese archipiélago donde el calor y la humedad hacían estragos. Acompañados de las saharianas, chaquetas que se llevan a pelo sobre el torso. No pido yo tanto para este sufrido sur, donde las temperaturas suben de 40º en verano, (en el aeropuerto) pero al menos si un poco más de sentido común para, sin incurrir en la chabacanería, poder vestir decorosamente.
Mucho más elegante así con su corbata y sobaquera, que sin corbata, donde va a parar
Porque puestos ya a los agravios comparativos, ¿porqué la vestimenta de un varón público es la de terno completo con corbata y cuello abrochado y se permite con una mujer en las mismas condiciones pueda lucir escote, tirantes y vaporosos tejidos que alivien su calor?. ¿No sería exigible además en el afán de igualdad que perseguimos, la presencia de todas las féminas de la función representativa pública vestidas con vistosos trajes de chaqueta, con falda o pantalones (que ahí ya no me meto), y foulard de colores a elegir para tapar las morbideces del cuello, para equilibrar así a sus homónimos?.
Y esto es en Alemania, miren la sobaquera derecha y verán el sospechoso color que detenta, si obligamos a las damas a vestir como digo, seguro que el protocolo cambia.
A Jesús no se le aprecia en la foto, que creo que no lleva, pero a Joaquín se le ve claramente una pechera legionaria en la foto que encabeza su artículo, ¿es que eso es una afrenta para los que compramos el diario?, ¿están tratando de decirnos algo sobre sus intenciones?.
Que indecencia, vestir en camisa en verano y que pedazo de sudores se gasta nuestro monarca. Jesús, llámale la atención , anda.
Uno de ellos, en un arrebato glorioso, mantenía que quizás este era el comienzo del fin, la debacle par empezar a ver a sus señorías de la carrera de San Jerónimo con piratas y chanclas. Sinceramente no lo creo, pero por ejemplo el salón de plenos de este ayuntamiento se pone que parece un frigorífico, el gasto de energía en ese tiempo es una afrenta para los que no pueden pagar la luz en algunos barrios de nuestra ciudad, y eso se conseguiría estando un poco más relajados de vestimenta, que tampoco  en bañador, oiga.
Y por cierto, a los que yo no veo ningún decoro en la vestimenta es a los compañeros de trabajo de la prensa, a los que si he visto en chanclas y piratas en verano por las puertas de Capitulares, y en algunas ruedas de prensa, ¿será para indicarles a los entrevistados el respeto que les merecen?,  a ver si empezamos por enseñar el decoro a los propios antes de enseñárselo a los ajenos.
Esto si que es saber combinar a la moda, la Espe es que se las pinta sola,  no le hacen falta asesores de corbatas.
Y que esto no es noticia, pero la vamos a convertir. Sebastián, yo estoy contigo, aunque seas un sieso.

6 comentarios:

  1. Está claro que estamos en algunos aspectos en el siglo XIX. Nuestra decencia al parecer está en la corbata y el traje y no en la forma de
    comportarnos. Ser europeos nos obliga a ellos porque los ingleses lo impusieron. Pero cuando los ingleses vienen a España lo primero que
    hacen es ponerse panatalones cortos y es que no están locos. Al final, la ropa lo que hace es separarnos y diferenciarnos. No es lo mimso ir
    de mercadillo que ir de pasarela. Nos queda mucho camino.

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  2. Estamos en verano. Habrá que hablar de algo antes de que se nos vayan de vacaciones ¿nooo? Y el tema noruego, el somalí, o cualquiera de esos acojonan bastante. Mejor una corbata. "Ondevaaparar".

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  3. No quiero aguaros el comentario.
    1º que dice las normas del congreso sobre indumentaria.
    2º En el congreso hay aire acondicionado y la factura no la pagan los políticos.
    3º A tenor de lo anterior deduzcan mi respuesta

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  4. Querida Rosario, este es un foro abierto y cada cual puede opinar, pero en respuesta a tus cuitas te comento:
    1.- No existe norma escrita sobre el atuendo de diputados, pero si existe un reglamento escrito para visitantes.
    2.- El pago de ese aire acondicionado es de tu dinero y del mío, por lo que no me parece mal ahorrar algo de lo que pagamos en impuestos para ello.
    3.- Muy bien.
    Yo sigo apoyando que sin entrar en chabacanerías, y habiendo más problemas importantes que tratar, se haga una relajación en la vestimenta masculina. O que se obligue por igual a todos los miembros del parlamento a vestir de igual forma.

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  5. Yo también leí a Azaústre, pero desde luego no me extrañó lo que dijo. Si se le lee atentamente semana tras semana a esta glorieta local se le detecta fácilmente un discurso genuinamente conservador que logra a veces disfrazar de enrolle molón. Ese conservadurismo madura ya en los barriles adecuados y nos dará seguramente dentro de unos años un ejemplar de reaccionario bastante aceptable, dentro de sas limitaciones propias, claro. A Cabrera no lo leí porque hace tiempo que me lo retiró mi dietista, aunque ahora acabo de hacerlo por indicación tuya. La coincidencia entre ambos y con el que llamas perfectamente Sor Bono, es natural, no impostada.

    A la corbata yo la veo como un dispositivo de seguridad del poder, de cualquier poder, pero sobre todo del Poder. Un grillete que hay que mostrar que se lleva para demostrar que se puede ser lo que sea, desde un genocida hasta un Vicente Ferrer, desde un Presidente de los USA hasta el portero de un colegio, desde un ardoroso representante de la patronal hasta un no menos ardoroso representante de los sindicatos, pero nunca lo suficientemente rebelde como para negarse a llevarla. El sincorbatismo total es el límite infranqueable que impone el Poder a sus súbditos.

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  6. Estimado Maestro Bloguero, coincido con vos en este ágil vuelapluma, hoy profundizo algo más en los envcorbatamientos.
    Gracias

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