miércoles, 28 de abril de 2010

Fin de semana para delincuentes

Un año más las verdes praderas sobre las que Manitou ha derramado sus lágrimas este año, empiezan a desperezarse con el trueno al galopar del paso de miles de caballos de hierro en dirección a la peregrinación anual de estos motauros, allá donde el sol se pone, en un lugar que llaman Heré.

Como jinete solitario intentaré en la medida de las fuerzas de mi pony, seguirlos. Cosa que cada vez me ponen más fácil. (Sus carreras son cada vez mas lentas por miedo a las cajas de hierro que pueblan las rutas de llegada).
Me uniré a algunos hermanos lejanos, que suelen dejarse caer por nuestras tierras en estos días para celebrar el sagrado rito de dejar que los rostros pálidos que habitan aquellas tierras te apuñalen por la espalda cuando te tomas algún avituallamiento para reponer fuerzas en el trasiego de esos largos días en los que nos reunimos allí de todas las tribus, de los customs, los rrr, los puerros, los tiesos, los del Bebemos Mucho Wisky, los puros, los mantas y demás.

Gran jefe blanco ha dictaminado un año más que no habra pipa de la paz que fumar, y que se persiga con saña a todos los jinetes que atraviesen la geografía. (lo que pasa es que yo cuanto más amenaza, menos casacas verdes veo en las rutas)
Como ex agente de la ley, (véase Marshall Blueberry), no comparto esa opinión, ya que si resultan ser verdad las cifras que el gran jefe cabeza de tornillo P.N. ha dicho, estamos hablando que el gran coyote mandará a sus bravos en números que permitirán que todos los choros y manguis de España se encuentren con un fin de semana para hacer lo que les plazca, ya que la mayoría de los casacas verdes se encontrarán vigilándonos a los peregrinos motauros, que somos ruidosos si, pero cuya procedencia y formación no son proclives a la delincuencia.
Pero esto ha sido así desde que arribó a la D.G.T. el coyote blanco cuya única obsesión es tratar de apartar a los jinetes solitarios de sus rutas, lo que no consiguieron ni el frío, ni la nieve, ni el miedo, quiere conseguirlo él ahorcando poco a poco todas las posibilidades de montar en nuestras bestias para este peregrinaje.
Gran Coyote Blanco ignora todas las peticiones de que mejoren con sus fondos, en vez de los artefactos infernales de cazar jinetes, las rutas, para que cuando los jinetes caen no mueran.

Pero esto es inútil su codicia es inmensa y ofende siempre que puede a nuestras tribus.
Pero nuestra paciencia y ganas de pasarlo bien son inmensas, y nos nos las quitará ni este ni ningún coyote que aparezca, de izquierdas o derechas, la vida es sagrada y la respetamos, pero tampoco es para que en vez de perseguir chorizos, macarras y demás nos envíe al séptimo de caballería tras nosotros.
Ignora que perros indios, ser inteligentes y enseñarnos siempre rutas poco transitadas y lugares donde pastar con nuestas monturas sin temor a ataques de los casacas verdes.
Viviremos un año más el humo de los escapes y oleremos el perfume de bencina quemada, haremos señales a los dioses para aplacar su ira, y volveremos cansados y quemados a retomar la anodina vida que viene después.
Pero durante tres días, seremos dueños de nuestro destino.
Que todos los que vais a Heré tengais un buen viaje, una esplendida estancia, y un felicísimo regreso.
He dicho

2 comentarios:

  1. Que habrás hecho en Heré que no te dejan volver para contarnos...!

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  2. Paciencia querida Marion, es que todavía no me había recuperado.

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