domingo, 30 de mayo de 2010

La feria se acabó

Ya se ha acabado la feria de Córdoba, un año más, llena de sus simplezas y de sus vanidades fatuas, la ciudad efímera acogió durante diez largos días lo único más grande que tenemos en Córdoba respecto al resto de España, nuestra feria.
Que orgullo, que ilusión, otro peluche al bolsón. Y mientras la crisis dicen que hace estragos, la feria se ve llena día tras día de gente que por lo que se ve no se gasta nada y va a pasearse por el arenal, porque mola llenarse de polvo y resecarse la garganta, porque si no, no me explico la afluencia de personal.

Las casetas de comida a reventar en las horas punta, media hora para coger una tapa a precio de plato de restaurante de lujo, las disco-casetas a punto de explotar con gente dando botes para olvidarse de los malos tragos que han pasado y los que quedan por venir. Por lo visto lo de la crisis es una cosa que se han inventado esa manta políticos que no deben de tener nada mejor que hacer que dorarles la píldora a todos los colectivos y empresas que los hacen correr como borregos por el arenal desde el lunes al jueves.
El viernes recepción oficial, vale, esa es plausible para dar la salida, el sábado las peñas, bastión incólume de la ciudad eterna, (como la cosa nostra de los italianos, para que me entiendan), y recepciones varias de los partidos políticos, que no se qué puñetas celebran. El domingo otras varias de mediodía y la noche con la del segundo poder fáctico de la ciudad, las cofradías. El lunes ya se desatan los demonios, siete recepciones en un margen de media hora, allá que van los políticos del carajo, todos con sus corbatitas y sudando como pollos, revoloteando por todas ellas, dándose codazos para salir en una foto inexistente según se comprueba en el periódico al día siguiente, porque no se ven en ninguna, aparecen las que hacen los sibilinos fotógrafos a los que realmente estaban interesados en que aparecieran por allí los políticos y con ellos la prensa, los dueños de las casetas. Se acaba la tarde a las 6 con un arroz en la de la prensa, y falta y veras como te ponen, te dice alguno al oído.


Martes y miércoles en el mismo orden, recepciones a las mujeres, a los de la tercera edad, o los de los caracoles y a san Pedro y su madre que tienen un piso en las margaritas. Qué más da, lo importante es tener al concejal de fiestas dando clavelazos por la feria a punto de morir de hinchazón de pies.

Vanidades y más vanidades, pagadas o impagables, de dueños de casetas reuniendo y sumando a polítiquillos que olvidan que su misión en gobernar, gestionar y trabajar y no darse tanto bandazo con la excusa de que hay que estar con la gente. ¡Pero si siempre están los mismos en todas las casetas¡.
No se enteran, se lo habían puesto a huevo con la situación actual, con las noticias de crisis, se suspenden todos los actos fatuos y que nos cuestan el dinero a los contribuyentes, que ahora toca bajar los sueldos a los funcionarios. Y mientras no se corta el grifo del gañote para darles pisto a unos pocos.
Señor, señor que cruz de criaturas.

1 comentario:

  1. Que esperas? La clase política se tira el año dándoles subvenciones a los colectivos.. pues que menos que en Feria todos quieran agasajarles. Porque andarán como borregos pacá y pallá, pero es el coste que tienen tirarse la Feria que se tiran, subiendo con el transporte pagado, sin problemas de aparcamiento, huequecito reservado en las casetas y a coste cero, mojando el gaznate y alimentando la tripa. Lo mismo que el resto de los mortales, que no salen en la prensa ni haciendo bien su trabajo y a los que con suerte les conceden un par de horas un día de Feria para juntarse con los amigos. Lástima de los políticos que sólo comen y beben con las aves de rapiña que les rodean, propios o ajenos. Si al final son dignos de lástima.. Que penita.

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